"La felicidad es solamente la ausencia del dolor"
Arthur Schopenhauer
La felicidad, no es más que ese concepto abstracto que todos poseemos de serie, y que viene a ser como la zanahoria al burro. Nos empuja a diario a hacer todo lo que la naturaleza "quiere".
Miremos la pirámide de Maslow: la felicidad ideal que siempre tenemos en mente, es el equivalente a tener resuelto a la vez todos los escalones de las necesidades humanas, y además, por un tiempo continuado...y eso es algo absurdo. No es posible suplir todas las necesidades, y mucho menos por un tiempo ilimitado. E incluso en el hipotético caso de tener más o menos todos los niveles de la pirámide cubiertos, todavía quedaría un nivel más que no aparece: superar el tedio o hastío.
Pirámide de Maslow de las necesidades humanas
Cuando se tiene todo, es el momento en que más fácilmente se ve el engaño de la zanahoria. Es cuando tomamos conciencia de nuestro vacío existencial. Ese aburrimiento padecido, es el reconocimiento espontáneo del absurdo de nuestra vida: ¡somos marionetas dentro de una estúpida obra de teatro!
En principio, venimos de serie con todas estas necesidades. Y, por otra parte, venimos equipados con un sistema bioquímico de premios y castigos. Si actuamos en favor de las necesidades humanas y conseguimos objetivos: premio (se librearan dopaminas). Si no actúas en favor de los intereses naturales (o si fracasas en el intento): castigo (dolor físico o mental).
Es decir; la naturaleza "necesita" la supervivencia y la reproducción, y ha creado un completo sistema acorde a sus necesidades. Nos muestra la zanahoria y, con esa promesa, nos empuja tras la captura de un ilusorio cese del dolor. Y sólo en el momento que alcanzamos la zanahoria (al satisfacer una necesidad), somos testigos de la artimaña (en un fugaz instante revelador): ¡hemos sido victimas de un chantaje! Pero inmediatamente, una nueva necesidad aparece, y olvidamos ese cruel engaño pasado, tras la pista del nuevo señuelo. Y así vivimos en un continuo bucle, persiguiendo un fantasma utópico, una vez tras otra, hasta que caemos muertos en la tumba.
Cada día, al igual que Sísifo, nos vemos obligados a subir una pesada carga; pero no a la cima de una montaña, sino a la cima de una pirámide: la pirámide de Maslow.
Un saludo.
Edito para añadir un pequeño debate sobre este asunto que he mantenido en facebook con una amiga:
Esa pirámide es una tontería. La receta para la felicidad (o algo parecido a ella) es milenaria. Se conoce (se ha estudiado y "medido") que las personas más felices del mundo son aquellas que han reducido sus pretensiones y deseos al mínimo, son los monjes budistas, cristianos, etc.
ResponderEliminarTodo lo contrario a lo que nos impone la naturaleza y la cultura masiva.
Si al deseo lo acompaña el dolor, y tenemos infinidad de deseos, se trata de suprimir el deseo, no de tratar de satisfacerlo, ni generar nuevos deseos imaginarios. Tan simple como eso.
La publicidad (maquinaria generadora de necesidades y deseos, por antonomasia), le ha hecho mucho daño a la salud mental de las personas.
Luego, si un deseo se puede "crear" de la nada, también se puede destruir.
Sócrates, al observar un artículo de lujo en una tienda, dijo algo así como "qué cantidad de cosas que hay que no necesito".
El deseo, como la materia, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma ;). Ya nacemos con el pack de necesidades humanas preinstalado (la pirámide de Maslow sí que aproxima muy bien cuales son esas necesidades con las que nacemos, y el orden en que hay que satisfacerlas). Es decir; que no creamos necesidades ni deseos, ya están con nosotros desde que llegamos al mundo.
ResponderEliminarTampoco se puede destruir ni ignorar dichas necesidades por completo, y, a lo sumo, lo que se puede es ignorar los escalones más altos de la pirámide: que es precisamente lo que hacen los monjes (los cuales, quizás, no pasen del segundo o tercer escalón, según las circunstancias). Pero no te quepa duda de que, hasta el monje más obtuso, se las apaña para suplir casi todo el primer escalón, y gran parte del segundo (por mucho que quieran "vender" lo contrario).
Así que, como no es posible suprimir TODO el deseo, siempre quedará dolor y padecimiento, por lo que esa utópica e ideal felicidad que propones, no puede ser alcanzada jamás.
Un saludo, y gracias por comentar.
(La felicidad, no es más que ese concepto abstracto que todos poseemos de serie, y que viene a ser como la zanahoria al burro). He llegado a la cima de la pirámide y es así, ahora ando un poco aburrido y eructando (post satisfacción) y mirando el techo. Pero puedo asegurarte que este hastío comienza a simpatizarme comparándome con migo mismo hace pocos años atrás...Los dolores los calmo con algunos Ibuprofenos. Gracias.
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