A partir de lo dicho por Miquel, en el interesante artículo que escribió en su blog respecto de la Teoría evolutiva del conocimiento, me propongo comentar lo siguiente (el enlace del que os hablo es el siguiente: http://memoriasdesoledad.blogspot.com.es/2012/11/teoria-evolutiva-del-conocimiento-ii.html):
Comparto plenamente lo que la teoría evolutiva del conocimiento defiende, y añado lo siguiente: que como consecuencia de entender de esta forma natural nuestra capacidad de conocimiento, debemos resignarnos a no ser capaces de comprender el mundo con certeza. Pienso (al igual que hizo David Hume) que el ser humano no puede conocer el mundo, sino sólo conformarse creencias más o menos probables.
Nuestra capacidad mental es sin duda fruto de una regularidad fenoménica, y la realidad de esa regularidad a escala mesoscópica anterior a nuestra existencia es lo único que podemos aseverar (realismo ontológico): aunque no podemos asegurar que esa regularidad vaya a continuar (por muy probable que nos parezca). No podemos apoyarnos en esta regularidad mesoscópica pasada (y presente), para justificar con certeza que todo vaya continuar igual necesariamente en el futuro.
Es como el ejemplo de la gravedad: observamos una fuerza natural y atractiva, y la llamamos gravedad; y como la regularidad en dicha fuerza es constante, y lo debió de ser por millones de años, ya con eso se induce que es necesaria, pero ¿por qué va a ser esta fuerza atractiva necesaria y universal? ¿¿Con qué derecho justificamos la necesidad en esta fuerza?? Bien podría ser que mañana mismo esa gravedad desaparezca y aparezca otra fuerza semejante pero repulsiva...Es decir, que no conocemos la gravedad en el mundo, sino que sólo poseemos una creencia muy probable sobre el mundo.
Nuestra naturaleza evolutiva, hace que nuestra mente sea puro empirismo. Todo su funcionamiento, toda su actividad, necesita de información empírica para ser veraz. Por lo que no sólo no podemos conocer nada sobre aquello que no es posible observar (metafísica tradicional), sino que tampoco podemos conocer qué ocurrirá en el futuro con el mundo puesto que la observación del futuro tampoco nos es posible: podríamos hablar de una metafísica absoluta y otra metafísica temporal, y ninguna de las dos es cognoscible.
El hombre es prepotente en sus capacidades mentales por naturaleza, y en mi opinión, la teoría evolutiva del conocimiento, no hace más que bajarlo de las nubes. Hay que aceptar que no sólo no conocemos la esencia de las cosas; la pregunta sobre el qué, sobre el origen de los fenómenos, sino que ni siquiera podemos conocer con certeza el cómo del mundo: conocer con necesidad y universalidad los propios fenómenos.
Un saludo, amigos
P.D. Por cierto, que si queréis iniciaros en la epistemología evolutiva es recomendable el siguiente documento PDF: http://revistas.ucm.es/index.php/ASEM/article/download/ASEM9494110197A/17324
Tengo algunas dudas, por ejemplo. Si apareciera una fuerza como la de la gravedad pero repulsiva, si esta fuerza no impidiera la supervivencia de los científicos, éstos le darían otro nombre a esta fuerza y la intentarían integrar en sus teorías.
ResponderEliminarDe cualquier manera, nuestras estructuras cognitivas coinciden con las del mundo externo porque se han formado a lo largo de muchos combates evolutivos para adaptarse al mundo real. Y deben coincidir con las estructuras reales porque ha permitido la supervivencia. Aunque no sé si se le puede llamar certeza absoluta, o que el futuro seguirá regido por las mismas regularidades..
Un saludo.
Hola, Miquel.
ResponderEliminarA ver si me explico:
Un conocimiento sobre el mundo, para poder ser llamado conocimiento con propiedad, debe ser certero, es decir, debe ser necesariamente de la manera descrita por siempre jamás, y debe cumplirse de un modo universal; debe ser una afirmación tal, que no pueda dejar de ser nunca cierta, ni ser diferente en otros lugares del mundo.
Porque, si no proponemos estos requisitos de universalidad y necesidad al conocimiento, estaríamos simplemente hablando de creencias sobre el mundo, y nunca de conocimiento: una afirmación o argumentación sobre el mundo, que no estemos dispuestos a mantener que se seguirá confirmándose por siempre jamás, y en todo lugar, es sólo una creencia, una descripción de una regularidad probable debida al hábito, pero no un conocimiento racional e indubitable.
Con este problema que te comento se encontró Kant, tras la exposición del mismo por parte del empirismo inglés. Y para superar la dificultad, y aseverar certeza, Kant imagino la propuesta de que disponemos de estructuras puras: "a priori", las cuales eran independientes de la experiencia, y por lo tanto permitían una inducción justificada de las afirmaciones científicas.
Sin embargo, hoy día sabemos que esas estructuras propuestas a priori por Kant, son sólo a posteriori biológicamente hablando; que son sólo estructuras evolutivas, nacidas de un proceso natural, empírico y experimental. Y con esta naturaleza, esas estructuras "innatas" no pueden jamás dar legitimidad a esa inducción, como Kant supuso: no son realmente puras e independientes de la experiencia (por cierto que Kant no se molestó en explicar o estudiar la naturaleza pura de esas estructuras "a priori", sino que las tomo a modo de "axioma" como tales ¿?).
Es decir, que volvemos al problema que el empirismo saca a palestra: ¿es posible justificar el conocimiento en el hombre?
Y aquí es donde yo te digo que la moderna teoría evolutiva del conocimiento responde con un rotundo: NO.
Nuestra naturaleza evolutiva hace que nuestra mente sea puro empirismo. Todo su funcionamiento, toda su actividad, necesita de información empírica para ser veraz. Por lo que no sólo no podemos conocer nada sobre aquello que no es posible observar (metafísica tradicional), sino que tampoco podemos conocer qué ocurrirá en el futuro con el mundo, puesto que la observación del futuro tampoco nos es posible: podríamos hablar de una metafísica absoluta y otra metafísica temporal, y ninguna de las dos es cognoscible.
Al no poderse observar los fenómenos futuros, ninguna ley ni teoría se puede considerar conocimiento con propiedad. No podemos decir que conocemos (con certeza y necesidad) cómo funciona el mundo, puesto que no podemos legitimar que una teoría o ley en concreto se seguirá cumpliendo mañana mismo; no podemos justificar su necesidad. Es decir, que tenemos creencias más o menos probables sobre el mundo, pero ni un sólo conocimiento certero; y además jamás llegaremos a tener un conocimiento tal: debemos humildemente resignarnos al escepticismo sobre el qué y el cómo del mundo.
El hecho de que se acepte alegremente que no podemos asegurar si mañana mismo se seguirá cumpliendo con seguridad ni una sóla de las afirmaciones científicas, es una prueba a favor del hecho de que no estamos capacitados para conocer el mundo en ningún sentido, sino que; como mucho, podemos describir regularidades probables y ponerles un nombre.
Espero te respuesta, Miquel. Quizás ahora estés de acuerdo conmigo.
Un saludo, amigo.
Hola Samu!
ResponderEliminarHay algo que me hace ruido de este post. Tú en muchas de tus publicaciones das por sentado, incluso por el tono en que escribes, que el conocimiento científico es cierto. Y das por seguro, siguiendo precisamente lo que nos muestra la ciencia sobre el mundo, que la vida no tiene sentido, que somos marionetas de la física y la biología, que no hay libre albedrío, que todo va a a ser aniquilado por la entropía, que nuestra existencia en el fondo es algo negativo, etc. Pero en este post dices que no hay nada seguro. Entonces, ¿cómo debo interpretar las otras publicaciones? Al final, si nada es seguro, entonces, ¿por qué estás tan seguro de tus ideas pesimistas, derivadas de lo que nos muestra el provisorio conocimiento científico de la época? ¿O en realidad no lo estás? ¿Podrías llegar a volverte optimista en el futuro? Éstas y otras preguntas me vienen a la mente al leer este texto. Espero tu respuesta.
Un abrazo