martes, 15 de enero de 2019

El hombre visto como aparato reproductor


Muchos verán en esta noticia una representación de la voluntad (racional) humana por llevar la vida más allá de nuestro planeta, otros; quizás con mejor juicio, verán una clara muestra de cómo la propia vida se aprovecha de su actual mejor baza -el hombre-, para intentar colonizar otros mundos.
Nuestro antropocentrismo esencial nos hace tender a vernos al mando del timonel colonizador; pero en realidad, visto en perspectiva, bien parece que no somos mucho más que un mero medio con el cual la vida en sí misma trata de germinar más allá de la Tierra. La hipótesis de Gaia, que tan bien divulgó la bióloga Margulis, parece tomar fuerza: el hombre, en el fondo, y como parte del todo vital que es, culminará en ser una especie de aparato reproductor.
Y es que es muy probable que ningún ser humano como tal, dada nuestras enormes dependencias biológicas a un entorno terráqueo, colonice personalmente ningún planeta: posiblemente ni pisemos Marte; pero lo que sí lograremos, si la civilización aguanta en pie lo suficiente, es enviar al espacio con éxito pequeñas y resistentes "semillas" (quizás incluso un pequeño paquete de ADN sintético listo para "florecer" en cuanto caiga intencionadamente o por azar en algún planeta "habitable").
Por lo tanto sí, el Homo Sapiens Sapiens es posiblemente el mejor candidato que tiene Gaia para actuar a modo de mecanismo invasor de otros lugares del Universo. Podríamos ser candidatos a orgánulo encargado de desperdigar la vida por el espacio.