martes, 9 de octubre de 2018

Los expertos de la ONU urgen a tomar medidas contra el cambio climático...pero no servirá de nada



Ayer nos levantamos con una noticia que decía: "Los expertos de la ONU urgen a tomar medidas drásticas contra el cambio climático". Una noticia importante y preocupante pero que en realidad no viene a decir nada nuevo. Esta es la enésima vez que los científicos alertan de todo esto...pero no cambia nada. Así pues reflexionemos:

Teniendo en cuenta que hace décadas que se sabe perfectamente qué es lo que debemos hacer y las consecuencias de no hacerlo; y observándose además cómo no se ha dado en todo este tiempo ni un solo paso a favor, sino más bien en contra (haciendose justo lo contrario de lo que se supone que debemos hacer). La pregunta es: ¿existe la posibilidad de que simplemente el ser humano, actuando como sociedad, no tenga la capacidad efectiva de controlar su propia dinámica? Es decir, que ocurra que a pesar de nuestra indignación personal, luego como especie toda nuestra conducta social atienda en realidad a un ciclo natural autónomo, espontáneo e inevitable (sin servir para mucho en este sentido nuestro conocimiento racional).

Y es que todas las personas que reflexionan sobre este asunto acaban normalmente achacando la culpa de nuestra inactividad social sobre el clima (y otros asuntos) de un modo u otro siempre a deficientes decisiones políticas. Es decir, que se podrían poner medios pero "Fulano" o "Mengano" no quiere y claro, así no hay manera. Pero llevamos décadas igual, y parece evidente que la política en general es totalmente impotente para actuar contra el problema. Quizás, como venimos diciendo, habría que buscar más bien la causa de nuestra pasividad ante el cambio climático en nuestra propia esencia natural y preguntarnos si no será que simplemente no hay nada que hacer por mucho que le veamos las orejas al lobo.

Es una alternativa que está ahí mucho que le pese a nuestro ego; y además tiene desde la ciencia algún soporte empírico y teórico (teniendo en cuenta que la vida en general, y nuestra especie en particular, en esencia es un mero medio termodinámico).