domingo, 5 de noviembre de 2017

A vueltas con la detección de la existencia de una inteligencia con consciencia en nuestro Universo

Os dejo a continuación un texto colaborativo escrito por mi buen amigo José Carlos Gil Jara. Se trata a grandes rasgos de un interesante contraargumento a mi último artículo escrito en este mismo blog.
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“Cuando se elimina lo imposible, por muy improbable que pueda parecer lo posible, puede ser lo factible.”

Con esta cita adaptada de Sir Arthur Conan Doyle por boca de su célebre Sherlock Holmes, me dispongo a recoger el guante que nos lanzaba Samu en su último post y así tratar de responder, desde otro punto de vista, a la pregunta que encabezaba el mismo: ¿estamos solos en el Universo?

Ciertamente la improbabilidad en el origen y la existencia de la consciencia/inteligencia es muy alta, pero no imposible. Y aunque así se dedujera de alguna de esas hipótesis estadísticas, no es menos cierto que podría darse el caso de que estuvieran aquí al lado, pero que no estén capacitados aún para transmitir señales en el espectro electromagnético y/o lo hagan de una forma que nosotros no comprendemos; bien porque lo hagan con alguna tecnología que desconocemos, bien porque esas señales no sigan patrones que nosotros identificamos como señales inteligentes conscientes.

En definitiva, la lotería puede tocar a un número y al siguiente en dos sorteos consecutivos. Es improbable que te toque dos veces seguidas con dos números seguidos, pero se trata del mismo rango de improbablildad que con otros dos números cualesquiera.

Sin duda se trata en el fondo de un tema estadístico (por ahora), pero hay que notar que se viene atacando por dos lados opuestos a la llamada paradoja de Fermi. Por una lado a partir de la ecuación de Drake y las modificaciones a la misma realizadas por varios investigadores, como Sara Seager y Luis Dévora. La otra versión viene a partir de los resultados del SETI y lo que apunta Max Tegmark en su libro “Life 3.0: Being Human in the Age of Artificial Intelligence” al respecto. Dos estadísticas contrapuestas. El bueno de Max concluye que con los órdenes de magnitud deducidos a partir del alcance que detecta SETI, y tras su fracaso hasta el momento en su objetivo, parece sesgar la balanza en favor de que la inteligencia en el Universo es extremadamente rara, y/o tan dispersa en el espacio y el tiempo, que es muy improbable detectar cualquier emisión realizada por éstas. Tan rara que bien podría ser nuestro caso, el de los humanos, un hecho aislado (o como poco parte de un exclusivo y selecto grupo de casos aislados aquí y allá). Singularidades conscientes que, con tan pocos especímenes disponibles no sería raro que en algún momento una serie de cataclismos naturales acaben borrando del Universo cualquier rastro de conciencia inteligente consciente de sí misma.


En resumen, partiendo de esas premisas y dejando a parte nueva física y señales desconocidas, se afirma que la vida inteligente y consciente es muy rara y/o muy dispersa basándonos exclusivamente en lo que sabemos de física y tecnología. Tan rara que, posiblemente, no exista nada ni nadie con parecida capacidad intelectual a la nuestra en el resto de la Vía Láctea. Esto dejaría solo un rango de 5 órdenes de magnitud donde buscar (hasta el borde del Universo visible); pero siendo  ese rango tan pequeño en comparación con los 21 órdenes de magnitud anteriores, la esperanza matemática de que haya mucha vida inteligente ahí fuera sería muy poca. Como ven el "fracaso" de SETI es la premisa fundamental que toma Max Tegmark, pero ya sabemos que los errores suelen estar en las premisas y no en los desarrollos posteriores.

Y ahí es donde el bueno de Max tiende a hacer hipótesis, con este tipo de dudosas premisas (como ocurre con su "Universo Matemático" con postulados también poco justificados y/o sin sentido físico, inclusive).

Abundando y volviendo a la posible detección de emisiones por parte de una civilización extraterrestre, hay que tener en cuenta que muchas zonas nos siguen siendo opacas en parte del espectro electromagnético. Si esas civilizaciones no emiten en todas las longitudes de onda entonces puede que en las que emitan no podamos detectarlas al estar en esas zonas de sombra, ¡y que podrían ser muchísimas! Es decir, el argumento-premisa de que SETI no ha detectado nada y que, por lo tanto en una radio de 10^21 no hay nadie ni nada que esté emitiendo en el espectro electromagnético es pretencioso, cuando menos, porque obvia muchas posibilidades que pueden ser perfectamente factibles. A parte de que haya civilizaciones menos desarrolladas que no emitan nada (como nos sucedía a nosotros hace un par de siglos más o menos).

Desde luego lo más difícil es que dos civilizaciones en un grado de desarrollo suficiente como para emitir coincidan en el tiempo. Pero ya sabemos que el tiempo es relativo, o al menos así lo experimentamos desde un sistema relativo, y puede que ya no estén, aunque sus emisiones sí continúen vagando por el Universo. Y quizá puede que las detectemos, si es que no están en una zona opaca (entre otras muchas dificultades): sería como encontrar una aguja en un pajar, pero si están en una zona detectable, puede que algún día las encontremos y/o nos encuentren a nosotros.

Es la misma razón por la que no vemos las estrellas en el centro de nuestra galaxia en luz visible pero sí las vemos en longitudes de onda más largas (infrarroja por ejemplo). Igualmente no podríamos detectar a una civilización que allí estuviera y que emitiera solo en luz visible, ya que nos serían opacas esas emisiones debido al gas formado por partículas neutrales y el polvo. Algo similar a lo que sucedía en los llamados “años oscuros” de la Historia de nuestro Universo, que se estima se extendió durante sus primeros 500 millones de años de media.


Un ejemplo ilustrado de lo que comento a este respecto es el siguiente:



A la izquierda tenemos los famosos y bellos “Pilares del Universo” en la parte del espectro de luz visible. A la derecha en el infrarrojo. En el primero no podemos ver las estrellas porque su luz visible está bloqueada por las partículas neutrales y el polvo de esa espectacular formación. Lo mismo sucedería con una emisión en la zona de luz visible que se produjera en alguno de los planetas que orbitan alrededor de esas estrellas. SETI no detectaría nada y pensaríamos que allí no hay nadie si seguimos a pies juntitas la premisa de Max. Pero puede que sí haya emisiones y no las veamos por el mismo motivo que no vemos las estrellas.

Se podría argumentar que una civilización con capacidad para emitir en el espectro de luz visible también lo haría en el infrarrojo. Podría ser así, pero también podría ser que no perfectamente. De hecho nosotros no emitíamos en infrarrojo hasta hace bien poco. Un poco antes sí lo hacíamos en el visible. Y cuando digo bien poco, es tan poco que es un intervalo de tiempo insignificante a escalas cosmológicas. De hecho se podría despreciar por ser infinitesimal. Pero ahí estamos y sin embargo, probablemente no nos detectarían tampoco.

Así que puede que la inteligencia con consciencia sea muy rara y/o dispersa en el espacio y el tiempo, pero que no las detectemos con SETI no es una premisa ni argumento válido para afirmarlo. Hay muchos más vericuetos en este, nuestro Universo, que todavía nos son opacos. Tan opacos que pueden estar en la “zona oscura” de nuestro Universo. Imaginen una civilización que emite en el espectro no electromagnético, por ejemplo en lo que llamamos el “Universo Oscuro”. Sí, esa parte que desconocemos y calificamos como materia y energía oscura. O, simplemente, emiten en una zona del espectro electromagnético que nos es opaca por alguna razón. O que lo hacen con ondas gravitacionales exclusivamente. O de una forma que para nosotros no nos parece ni inteligente ni consciente. Hay tantas “O” por estudiar antes de descartar que esto se pone tan erótico que podría titularse: “Historia de O”.


Retorciendo más el asunto y poniéndonos en plan porno intelectual, quizá su percepción del espacio y el tiempo influya en su comunicación de forma tan decisiva que nosotros no entendamos que ahí hay una civilización inteligente y consciente. Incluso nuestro concepto de inteligencia y consciencia no tiene porque ser universal (de hecho no lo es). Por lo tanto solo estaríamos buscando especies que cumplan nuestros protocolos de inteligencia y consciencia, lo cual no quiere decir que existan otras con otros diferentes.

Al final puede que la gran barrera para detectar otra inteligencia consciente sea la propia concepción de qué es una inteligencia consciente y con conciencia de sí misma para nosotros, unos humildes seres locales en un rincón de una galaxia de entre centenares de miles de millones de esta parte observable de nuestro Universo. Un problema conceptual, a parte de ser un problema de comunicación, que también lo sería, ¡y muy grande! Quizá tan tan grande que nos impida considerar una potencial detección de una emisión extraterrestre como una comunicación inteligente. Puede ser algo insuperable. Tanto como las siguientes cuestiones:

¿Qué es la inteligencia y qué es la conciencia?

Preguntas muy difíciles de contestar de forma universal. ¡Ya lo son desde la propia concepción humana local! Un prisma que deforma eso que llamamos realidad de forma tan aberrante que solo sabemos que no sabemos nada y que existimos porque somos una especie pensante. Al final Sócrates y Descartes al rescate.

Sin embargo, si nos hacemos estas preguntas de la forma adecuada ya tenemos media respuesta,como decía Albert Einstein. Así que formulémoslas en clave del teneismo existencial:

¿Qué propiedades debe tener la inteligencia? ¿Y la consciencia?

Quizá ahora sea más fácil abordar esas cuestiones cuando sólo tenemos que buscar propiedades. Lo complicado es encontrar aquellas que sean universales. Y para ello debemos deshacernos de nuestras intuiciones, todas ellas locales. Eso es tanto como decir que nos deshagamos de nuestra condición humana y pasemos de observadores materiales a metaobsevadores intelectuales. Incluso debemos alejarnos tanto de nuestro ordinario sistema relativo como para arribar a los conspicuos y selectos sistemas universales. Desde ahí es de donde debemos metaobsevar, evadiéndonos de todo sesgo local.

Termino con Descartes nuevamente y con énfasis mío añadido:

Nuestros sentidos nos engañan. ¡Nuestras observaciones también!

(Texto íntegramente escrito por José Carlos Gil Jara)


8 comentarios:

Professor Moriarty dijo...

Un descubrimiento reciente que viene a ejemplificar lo que se comenta en el post. En este caso es en la estrella más cercana a nuestro Sol, Próxima Centauri:

http://www.sciencealert.com/the-closest-star-to-our-own-solar-system-just-got-a-whole-lot-more-interesting

Professor Moriarty dijo...

Inserto una estimación de la Ecuación de Drake. Con un Fl un orden de magnitud menor resultaría un valor de 5 en vez de 50.

Puede que se quede corto el coeficiente en el número de estrellas que tienen planetas. Drake asigna un 50% de probabilidades de que los tengan; parece muy común que las estrellas tengan planetas, según las últimas observaciones. Sin embargo, parece desaforadamente optimista al suponer que el 100% de los planetas situados en la ecosfera tendrán vida. Desde que se empezaron a encontrar planetas extrasolares, se ha observado que abundan los planetas gigantes muy cerca de las estrellas, aunque también hay que reconocer que puede existir un sesgo observacional hacia ellos, por la mayor facilidad de encontrarlos. Es muy improbable que un planeta gigante pueda albergar vida aunque esté dentro de la ecosfera. Probablemente se equivoca al menos en un orden de magnitud en este factor. Por eso el resultado de la estimación sería 5 y no 50. 10 a lo sumo si se doblara el coeficiente Fs.

Professor Moriarty dijo...

https://cosmosmagazine.com/space/if-aliens-are-out-there-they-re-staying-awfully-quiet

https://arxiv.org/pdf/1709.03491.pdf
The first comprehensive search for radio signals produced by extraterrestrial civilisations has drawn a blank. As far as signs of intelligent life go, it’s as quiet as the grave from here out to a distance of 50 parsecs – 1550 trillion kilometres – in every direction.

That’s the slightly dispiriting conclusion reached by a team of researchers led by astronomer Emilio Enriquez from the University of California, Berkeley, in the US, which has analysed data gathered by the Robert C. Byrd Green Bank Telescope (GBT) in Virginia as part of a privately funded project called the Breakthrough Listen Initiative.

The initiative – funded by Russian oligarch Yuri Milner and his wife Julia – works on an idea first formulated by astronomers Philp Morison and Guiseppe Cocconi in 1959 and embraced by the Search for Extraterrestrial Life Institute (SETI) ever since.

Morison and Cocconi reasoned that technologically advanced civilisations positioned light years apart from each other could communicate using microwaves – electromagnetic radiation with wavelengths between one and 10 gigahertz (GHz)

These wavelengths, like all on the electromagnetic spectrum, travel at the speed of light, but are especially attractive for interstellar communications. Galaxies naturally create enormous amounts of radio waves at lower frequencies, making it impossible for communication signals within that range to pass through without getting lost.

Higher frequencies – at least on Earth – tend to get absorbed within the atmosphere (which also emits some all by itself). The same effect would happen on inhabited alien worlds, assuming a broadly similar atmosphere.

The one-to-10 GHz range, thus, is called the Microwave Window. Signals coming from space with wavelengths within the window are automatically of interest to ET-hunters, and even more so if they display significant variation, indicating perhaps that they are encoding language or data streams rather than the uniform expression of microwave activity arising from some cosmic chemical interaction.

The Milners’ project aims to eventually monitor the microwaves emitted in the vicinity of one million stars, so the first tranche of results, covering just 692, is hardly conclusive. Neither, however, is it encouraging.

In addition to the GBT, an optical telescope, Enriquez and his colleagues also made use of the Parkes radio-telescope in Australia. The team made three five minute observations of each target, together with additional five minute observations at specific distances away.

The research focussed on the lower end of the Microwave Window, looking for signals at between 1.1 and 1.9 GHz. (The intention is cover the full window, but that is expected to take several years.)

At first, hopes of detecting an advanced alien civilisation may have been raised among the scientists. Eleven of the signals detected exceeded the thresholds established for identifying possible communications.

Sadly, however, detailed analysis showed all of them to be anthropogenic in origin. In effect, the telescopes were picking up our own species’ background babble.

In a paper posted on the preprint server arXiv, hosted by the Cornell University Library in the US, the researchers conclude that “none of the observed systems host high-duty-cycle radio transmitters emitting between 1.1 to 1.9 GHz”.

[[https://arxiv.org/pdf/1709.03491.pdf]]

The chances of anywhere within 50 parsecs of Earth possessing such transmitters, they go on to estimate, is less than 0.1%.

Professor Moriarty dijo...

Si emitieron hoy ondas de radio, no nos llegarían hasta dentro de cuarto siglo, en el caso de que estuvieran en un planeta orbitando la estrella más cercana (Proxima b):

https://www.newscientist.com/article/2153461-we-just-sent-a-message-to-try-to-talk-to-aliens-on-another-world/

Iñigo Ximeno dijo...

Ya hemos comenzado la era de la comunicación cuántica, comunicaciones indetectables e indescifrables. En total los años dorados del electromagnetismo apenas han sido 80, y aún si consideramos los primeros experimentos de Tesla haya por 1880 la probabilidad de detectar señales electromagnéticas tiende a cero.

Samu dijo...

¡Muy interesante aportación!

Professor Moriarty dijo...

Carl Sagan explicando la ecuación de Drake en su legendaria serie Cosmos:

https://youtu.be/MlikCebQSlY

Professor Moriarty dijo...

After all, if someone from a culture that was versed only in smoke signals and drum beats found themselves deep inside the heart of a forest, they might conclude that there was no intelligent life around.

https://www.facebook.com/ethansiegel/posts/10215372605887525

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