“¡Ah, cuán vana, cuán triste / es la lucha por la existencia. Aprende, ¡oh hombre! / como primer principio de la sabiduría / que por un bien […] tu alma está en vilo. […] ¡Aprende a amar con el espíritu, mortifica / el amor del corazón; y bendice, / bendice con alegría cada hora que más cerca de la tumba / te conduce!” (Philipp Mainländer)
Macbeth:
To-morrow, and to-morrow, and to-morrow,
Creeps in this petty pace from day to day,
To the last syllable of recorded time;
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle!
Life's but a walking shadow, a poor player,
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more.
It is a tale told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.
Macbeth Act 5, scene 5, 19–28 (Shakespeare)
Traducción libre:
Mañana...esa engañosa palabra: mañana, y mañana, y mañana, una palabra que nos va llevando por días al sepulcro, y cuya falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa. ¡Extínguete!¡Apágate ya, luz de mi vida!
La vida no es más que una sombra pasajera, un escenario sobre el cual un pobre imbécil se pavonea y se agita durante un tiempo, y a quien poco después se olvida. Es un cuento narrado por un idiota, todo lleno de estrépito y de violencia, pero que no significa nada.
La vida.
He empezado el artículo comentando esta famosa escena de la obra de Shakespeare porque la siento como uno de esos hechos que todos conocen pero que nadie admite. A mí no me importa confesarlo a boca llena: sinceramente, no me gusta la vida.
Es un sentimiento personal y subjetivo, por supuesto, pero es lo que hay. Y no quiere decir esto que sea un depresivo aislado de esos que no salen de casa ni mucho menos. Al contrario; yo vivo una vida bastante normalita: tengo familia, amigos, amistades, estoy casado y con dos hijos, trabajo a jornada completa, tengo que pagar préstamos, voy al gimnasio, me gusta el cine, la música, la lectura, estudiar y aprender, en fin; el pack completo. Mi existencia es quizás en cierta medida, el prototipo "ideal" de vida deseada y deseable...y a pesar de eso, y de no tener que convivir con ningún problema importante de salud ni de otro tipo, honestamente; os insisto en que la vida me parece, como dijo nuestro amigo Shakespeare: una sombra pasajera (un cuento) narrado por un idiota (en este caso yo), todo lleno de estrépito y violencia (con esa lucha diaria que nuestro cerebro nos empuja a llevar a cabo), y que no significa nada (porque toda nuestra conducta tiene como última meta satisfacer unos espontáneos fines evolutivos que no persiguen ninguna finalidad racional ni relevante en lo relativo al hombre). Es decir; una verdadera mamarrachada sinsentido.
No, no me gusta la vida; o mejor dicho, no me gusta tener que vivir, y de hecho no me ha gustado desde que tengo uso de razón. Pero eso no importa, porque este cuento de la vida es un teatro en el que todos nos vemos obligados a participar, salvo pena de sufrir frustración, dolor y sufrimiento. Y aquel que ante un pesimista espeta aquello de: "Pues ve y salta por un puente", no entiende que le pide tanto como que se tape la nariz y deje de respirar: es imposible, porque al igual que no tenemos ese control ante la respiración, tampoco tiene nadie mentalmente sano la capacidad para quitarse la vida como si tal cosa: el fuerte instinto de conservación se encarga de ello.
De todas formas, esta actitud pesimista ante la existencia no es nada nuevo. Ya en el siglo X, el filósofo y poeta Persa Omar Jayam se lamentaba de esta manera:
"No siento ningún temor por la muerte: prefiero este trance dolorosoEs un hecho que con el nacimiento todos somos lanzados sin nuestro consentimiento directamente sobre el escenario de la vida, y que como pobres imbéciles es la química de nuestro cerebro luego la verdadera encargada de guiarnos por la senda de la lucha diaria; evidentemente sin escapatoria posible. En este sentido, cualquiera que intenta salir del redil aunque sea sólo un poco, es rápidamente reconducido mediante una inyección de neurotransmisores los cuales le impelen un fuerte malestar en forma de lo que se conoce como frustración, o mediante el hastío. De hecho, es la sensación de hastío la que nos impide estar mucho tiempo sin hacer nada: nos empuja continuamente a estar activos, mientras que es la frustración la encargada de dirigir toda esa actividad hacia fines evolutivamente estables.
al sino ineluctable que me fue impuesto el día de mi nacimiento.
¿Qué es la vida? Un bien que me confiaron sin pedirlo, y que tendré
que devolver con indiferencia."
La vida en el fondo es una trampa; un escenario del que no es posible salir, y en el que todos debemos ejercer nuestro papel para luego desaparecer (cosa que en biología hace tiempo que se conoce como teoría del soma desechable). El escenario permanece, y lo que cambian son los pobres cómicos que danzan (danzamos) sobre él, forzados como marionetas incapaces de determinar sus propios actos. Hay hoy día alrededor de 7000 millones de personas "vivas" luchando todas sin saber muy bien para qué, y se estima que otros tantos miles de millones ya pasaron por donde nosotros ahora estamos...todos desaparecieron en el abismo de la nada; y nada se sabe de ellos, a parte de que compartieron nuestro fatal destino.
En palabras del sabio Omar Jayam:
"Porque esta vida no es -como probaros espero-,El sesgo del optimismo.
Mas que un difuso tablero de complicado ajedrez.
Los cuadros blancos: los días, los cuadros negros: las noches...
Y ante el tablero, el destino acciona allí con los hombres
como con piezas que mueven a su capricho sin orden...
Y uno tras otro al estuche van.
De la nada sin nombre."
Muchos de vosotros, lectores, seguro que no estáis de acuerdo con mis anteriores párrafos, y es algo normal: la evolución se ha encargado (ha necesitado) programar una tendencia optimista con respecto a la vida en nuestro cerebro. Uno puede tranquilamente reconocer que están muriendo en este mismo instante, retorciéndose de dolor, miles de niños de malaria, y al mismo tiempo relajarse tranquilamente con una plácida lectura disfrutando de una puesta de Sol y pensando en lo bonita que es la vida. Es absurdo pero es así, sólo cuando la realidad pésima del mundo nos embiste de cerca es cuando somos sacados como de improviso de esa ensoñación de esperanza. De hecho, el mejor momento sin duda para conocer a las personas sin este optimista vendaje es ante la enfermedad; momento en que descubre atormentada que su breve paso por la existencia se acaba, y que toda su vida fue un inútil aspaviento cuyo recuerdo está condenado a desaparecer pronto.
No obstante nos resistimos a pensar de este modo. Nos cuesta asimilar la realidad del sinsentido de nuestras vidas, y eso a pesar de que todos desde Darwin comprenden el sinsentido del mundo. Como el gran Emil Cioran dijo en su obra "El ocaso del pensamiento":
"Uno puede decir con toda tranquilidad que el universo no tiene ningún sentido. Nadie se enfadará. Pero si se afirma lo mismo de un sujeto cualquiera, éste protestará e incluso hará todo lo posible para que quien hizo esa afirmación no quede impune. Así somos todos: nos exoneramos de toda culpa cuando se trata de un principio general y no nos avergonzamos de quedarnos reducidos a una excepción. Si el universo no tiene ningún sentido, ¿habremos librado a alguien de la maldición de ese castigo? Todo el secreto de la vida se reduce a esto: no tiene sentido; pero todos y cada uno de nosotros le encontramos uno."Todos encontramos un sentido para nuestras vidas, y el optimismo "irracional" e innato del que hemos hablado nos ayuda a ello; y sin embargo también al mismo tiempo todos sabemos y comprendemos racionalmente que la vida no tiene sentido objetivo: he ahí el verdadero poder evolutivo, haber sido capaz de construir seres conscientes del sinsentido de su ser; pero capaces a pesar de todo de soportar todo ese sinsentido, y eso a pesar de la lucha, el dolor y el sufrimiento generalizado. Realmente la evolución ha hecho un gran trabajo.
Vivir pese al absurdo.
Pero no todos son capaces de soportar esta cruda realidad. Son muchos a los que esta realidad pésima les supera, y que no son capaces ya de soportar la inútil carga de la vida. Para todos ellos, comentar que sigue habiendo un "consuelo": la curiosidad, y el abrazo al absurdo. La vida es un doloroso trance carente de sentido objetivo en el que todos nos vemos abocados a participar, pero también es, como dice Shakespeare, una sombra pasajera. La vida es breve, y eso es bueno; y también es leve, lo cual asegura su final. Por tanto, podemos abrazar este hecho de brevedad y levedad como consuelo ante el sinsentido, y aprovechar de este modo la existencia como un medio para experimentar con curiosidad la realidad en la que estamos envueltos. Esta postura fue defendida entre otros por el filósofo Albert Camus, el cual veía precisamente en el reconocimiento del absurdo una suerte de liberación personal. También habló al respecto Emil Cioran, esta vez en su obra "En la cima de la desesperación":
"Nada podría justificar el hecho de vivir. ¿Cómo, habiendo explorado nuestros propios extremos, seguir hablando de argumentos, causas, efectos o consideraciones morales? Es imposible, puesto que no quedan entonces para vivir más que razones carentes de todo fundamento. En el apogeo de la desesperación, sólo la pasión por lo absurdo orna aún el caos con un resplandor demoníaco. Cuando todos los ideales corrientes, sean morales, estéticos, religiosos, sociales o de cualquier otra clase, no logran imprimir a la vida una dirección y una finalidad, ¿cómo preservarla del vacío? La única manera de lograrlo consiste en aferrarse a lo absurdo y a la inutilidad absoluta, a esa nada fundamentalmente inconsistente cuya ficción es susceptible sin embargo de crear la ilusión de la vida. Vivo porque las montañas no saben reír ni las lombrices cantar. La pasión por lo absurdo nace únicamente en el individuo que lo ha expiado todo pero que es capaz de soportar terribles transfiguraciones futuras. A quien lo ha perdido todo sólo le queda esa pasión. ¿Qué podría en adelante seducirle? Algunos responderán que el sacrificio en nombre de la humanidad o del bien público, el culto de lo bello, etc. Yo sólo soporto a aquellos seres humanos que han renunciado a experimentar, aunque no sea más que provisionalmente, todos esos sueños. Ellos son los únicos que han vivido de manera absoluta, los únicos habilitados para hablar de la vida. Si pueden hallarse de nuevo el amor y la serenidad, ello es posible mediante el heroísmo y no mediante la inconsciencia. Toda existencia que no contenga una gran locura carece de valor. ¿En qué se diferencia una existencia semejante de la de una piedra, un palo o una mala hierba? Lo afirmo con total honestidad: hay que ser objeto de una gran locura para querer ser piedra, palo o mala hierba."Pasión por lo absurdo, ese es el concepto. Todo aquel que haya logrado racionalizar el mundo y que no vea para vivir ya más que razones carentes de fundamento, todavía tiene el consuelo de saborear esta pasión. Dice Cioran que hay que ser objeto de una gran locura para querer ser piedra o palo, y yo debo estar loco porque no veo la hora de volver a tal estado inanimado. Bendigo con alegría, como dice Mainländer, cada hora que más me acerca al final de mi paso por este consciente circo vital.
En este punto quizás alguno se pregunte cómo puede ser la vida de ese hombre absurdo (término utilizado por Camus). Yo os doy mi versión puesto que me considero uno de tales hombres: mi vida es como la tuya, lucho como todos a diario con ganas en pos de los estúpidos fines evolutivos (no queda otro remedio si no se quiere sufrir más de lo necesario), pero lo hago siempre con el anhelo de mi redención final en mente. Bato los brazos con vehemencia cada mañana en el teatro de la vida, escenificando mi papel con curiosidad, sin prestar demasiada importancia a nada de lo que me ocurra (porque todo es pasajero) y con alegría, experimentando con todo aquello que surge en mi breve camino; pero lo hago siempre mirando de reojo el reloj, deseando que termine de una vez la función (out, brief candle!). Es sin duda en mi opinión el mejor modo de pasar este amargo trago existencial. Muy pronto todos nuestros átomos, que como se suele decir en su día fueron polvo de estrellas, volverán a formar parte de piedras o palos, malas hierbas o incluso gusanos; cualquier cosa será preferible antes que esta sufrida lucha racional y consciente en favor de fines irracionales y objetivamente inútiles.
Os dejo para finalizar con la magnífica narración que hizo Orson Welles de la escena de Macbeth con la que he comenzado este artículo. Merece la pena de oír:
Viviré este finde a tope desde mi sofá, he dicho. :D
ResponderEliminarPues es una gran suerte,Samu,que ademas del sentido que deriva de tener el"pack completo",te haya dado por investigar las verdades del mundo y lo pongas aqui,con tanto realismo, para el que quiera asimilarlo.A mi me sirve para tirar pa´lante y este conocimiento me produce cierta satisfaccion.Somos resultado de la Evolucion,y esta no da para mas.ESO ES LO QUE HAY QUE ACEPTAR, si queremos tener algo de traquilidad en nuestras impuestas existencias.Buen Domingo.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, amigo.
EliminarUn abrazo.
No se si no he buscado bien en tu blog, pero... me parece que nunca has hablado del tema de la posible reencarnación. ¿No te preocupa ese tema? Es decir que todo este asunto no termine con la muerte de tu actual existencia, y exista la posibilidad de que te regresen una vez mas a seguir con todo este juego?
ResponderEliminarLa idea del eterno retorno la he tocado en alguna ocasión, y es ciertamente algo preocupante. Al menos tenemos el consuelo de que si tal hipótesis es cierta, por lo menos no recordamos nada de todas esas reencarnaciones pasadas.
Eliminar"Solo aterrizando en lo más profundo del abismo se vislumbra una posibilidad para el hombre". Lo decía Heidegger.
ResponderEliminarBuena entrada, oscuro amigo.
A mi me parece que la Evolucion no está ni para reencarnaciones ,ni para resurrecciones ni otros inventos metafisicos similares.Este es un mundo material puro y duro y lo que se acabó,tambien se terminó,ese es el abismo,segun mi entender.Gracias.
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y me encanta, pero tengo una duda, como es que a pesar de tener el pack completo encuentras tiempo para pensar en todo esto, yo creo que cuando el ser se llena de distracciones y responsabilidades, ya no tiene tiempo para este tipo de desesperaciones.
ResponderEliminarPor otra parte no crees tú, que la conciencia del absurdo si exige una forma de vida diferente, Camus dijo que a este respecto todas las experiencias son indiferentes mientras se tenga conciencia de la condición absurda, pero me parece que esta misma conciencia si pide poner en practica ciertos "principios", al menos aquello de la ética de la cantidad y no de la calidad de las experiencias. Con esto me refiero a si no será necesario experimentar más, acompañado de la conciencia perpetua.
Porque que es lo mejor que puede hacer el hombre que se ha dado cuenta de que solo vive una vez sino tratar de vivir lo más posible. Aunque quizá me equivoco y el mundo no ofrece muchas experiencias o al menos no son muy diferentes.
Hola, Dread.
Eliminar´
"como es que a pesar de tener el pack completo encuentras tiempo para pensar en todo esto"
Te puedo asegurar que tengo el pack completo (y con todos los extras :P), pero sencillamente es que tengo mucha facilidad para asimilar conocimientos. Además, todo el tiempo libre que tengo lo dedico de una u otra manera a estudiar y a aprender cosas nuevas. Por ejemplo; es cierto que paso al día hora y media en el gimnasio de lunes a viernes, pero en lugar de ponerme a escuchar música, normalmente me pongo audiolibros en inglés de ciencia o divulgación científica (o de filosófica, historia, etc.). Y lo mismo cuando paseo al perro, etc.
Por otra parte, escribir es algo que me sale solo. Soy capaz de divulgar cualquier cosa que haya leído antes, y me salen artículos de más de 20 páginas (sin apenas necesitar revisarlo luego) en un par de mañanas (que es cuando suelo escribir nada más levantarme).
Un abrazo y gracias por comentar en el blog.