Hoy, un lector me ha comentado en una entrada sobre la incongruencia entre mi filosofía de la vida, y el hecho de que haya tenido hijos. Y es una buena observación, por eso creo que merece la pena que aclare el asunto en esta entrada.
El comentario en concreto ha sido el siguiente:
Rolando13 de agosto de 2015, 22:51
Samu: ¿Después de tener a tu última hija te diste cuenta del absurdo y sinsentido de la vida?, porque el hecho de que hayas tenido hijos demuestras que eres un inconsecuente, ya que en el tema del Absurdo II dices:"Porque, si tengo que creer en algo, es en que mis bisabuelos tuvieron una breve existencia, que lucharon y cumplieron con un absurdo y sinsentido objetivo biológico, y que volvieron al descanso de la nada de la que nunca debieron haber salido.".
Samu: ¿Después de tener a tu última hija te diste cuenta del absurdo y sinsentido de la vida?, porque el hecho de que hayas tenido hijos demuestras que eres un inconsecuente, ya que en el tema del Absurdo II dices:"Porque, si tengo que creer en algo, es en que mis bisabuelos tuvieron una breve existencia, que lucharon y cumplieron con un absurdo y sinsentido objetivo biológico, y que volvieron al descanso de la nada de la que nunca debieron haber salido.".
La respuesta que me gustaría expresaros a todos (no sólo a Rolando) es la siguiente:
Sin duda mi conducta es contradictoria con mi filosofía (no lo niego), pero es que el hombre no es tan libre de actuar como nos suele parecer. Yo veo también absurdo respirar oxigeno continuamente por dos orificios en mi nariz, y tener que comer otros animales para mantener mi estructura orgánica con vehemencia para seguir vivo; pero es que yo no puedo no respirar o no comer: no soy libre de querer dejar de ser, porque no soy libre para querer lo que quiero, sino para hacer aquello que me alivia el dolor (o me da placer). Si no como, sufro, así que me alimento aun siendo absurdo el acto de aniquilar e introducir dentro de mi por un tubo (la traquea) otro ser vivo, pero repito, aun así lo hago y no puedo no hacerlo (ni siquiera puedo no querer hacerlo, y me encanta comer, siendo un placer para mí). Con los hijos me ocurrió algo parecido: simplemente NO pude evitar tenerlos, y no puedo explicar racionalmente bien el porqué. Simplemente NO pude NO procrear, como no puedo no respirar, o no querer comer o beber.
Y a pesar de todo, no me arrepiento, porque, de hecho, no puedo arrepentirme. Es tal el amor que la naturaleza me obliga a sentir por mis hijos, que no puedo más que dedicar toda mi vida a su cuidado y crianza. ¿Para qué?, me puedes preguntar. Pues para nada esencialmente hablando, pero no tengo otra elección, nací hombre y como tal actuaré y sentiré hasta el fin de mis días.
Y es que, el hecho de que alguien sea más o menos libre para filosofar y racionalizar el mundo a su manera, no implica que sea libre para actuar o decidir del mismo modo. Es de sobra conocido que se han descubierto, en estudios neurológicos, evidencias que apuntan a que la mayoría de nuestros actos y decisiones son llevados a cabo por procesos neuronales inconscientes (heurísticos).
La inconsistencia que Rolando detecta entre mi filosofía y mis actos es sin duda cierta, pero es que no puede ser de otro modo ya que, a pesar del hecho de ser yo un nihilista convencido, no puedo (no puedo querer, ni siquiera quiero poder querer) dejar de ser un hombre y vivir como un hombre y sentir como un hombre: así que como, bebo, respiro, realizo sexo todo lo que puedo, y así me dejaré llevar por mi hedonismo hasta que dentro de un par de décadas o tres me llegue la hora de desaparecer completamente. ¿Absurdo? ¡Sin duda! Pero es que la vida del hombre es absurda por naturaleza, y yo sólo soy un hombre.
Si se piensa bien, cualquier intento de rebeldía racional contra lo que es nuestra esencia natural (inconsciente), siempre va a resultar un pretendido acto inútil (vencido de antemano), que sólo servirá para añadir más dolor y sufrimiento a nuestra breve existencia. Y es un acto inútil porque, sean cuales sean nuestros actos, serán todos olvidados en muy poco tiempo; así que para qué luchar para nada, por nada, ni por la nada. Dejémonos transcurrir por este extraño río de la vida de la manera menos onerosa posible, y esperemos nuestra pronta llegada a la desembocadura de la nada mientras experimentamos el viaje en la manera que mejor podamos. El fin será el mismo.
Un saludo a todos.
El hecho de que no puedas dejar de ser inconsecuente no tiene por qué aplicarse al resto de seres humanos. Hay hombres que deciden no tener hijos y no los tienen. Tal hecho no los convierte en menos hombres. Lo mismo se aplica a las mujeres.
ResponderEliminarDe hecho, parece ser que las parejas sin hijos y las personas solteras son más "felices" en general. Y qué hay de los homosexuales. En mi opinión, si la sociedad no los molestara, no tendrían ningún problema con su existencia.
La historia demuestra innumerables ejemplos que te contradicen. No es llevar una existencia conforme a tus impulsos naturales lo que genera más alegría o bienestar, sino actuar de acuerdo con ciertos ideales creados por la mente, aunque los mismos sean totalmente ficticios. Ejemplos abundan: la religión, la filosofía, las utopías sociales, etc. A tal punto que, cuando tales ideales se derrumban, se derrumba también la existencia de la persona.
De todos modos, yo personalmente concuerdo con tu nihilismo y tu pesimismo, pero no creo que el hedonismo ese que mencionas contrarreste completamente una mente humana desengañada. Happiness is for the pigs.
Más vale ser un cerdo agusto en la mierda, que un rebelde racional que se afana con su dolor a diario en limpiarse de la mierda que nos rodea. El final de ambos será la misna nada, no merece la pena pretender cambiar nuestra insoslayable esencia.
ResponderEliminarAl menos esa es mi opinión, y de momento no me va mal.
Un saludo anónimo.
·Y es que, el hecho de que alguien sea más o menos libre para filosofar y racionalizar el mundo a su manera, no implica que sea libre para actuar o decidir del mismo modo.
ResponderEliminarY este era el error que cometía al preguntar al tal Dr. Rodríguez, acerca de razones para seguir viviendo. ¡Como si vivir fuese una cuestión de razones y no las razones una cuestión del vivir!
Imagínese al tal Dr. Rodríguez, sacando de su cajón un manojo de folios donde demostrase matemáticamente que la razón para seguir viviendo es X, y usted viese esplendorosa y magnifica tal demostración, fuera de toda duda racional, objetiva y absolutamente convincente de pies a cabeza. Imagínese también, que esa certeza racional absoluta estableciese que la razón de vivir no tiene nada que ver con tener hijos, cuidarlos y preocuparse por ellos; que eso hay que eliminarlo, pues aborta el sentido existencial tal perfectamente demostrado y configurado en la excelsa demostración. Precisamente por eso, el Dr. Rodriguez, le ofrece las pastillas “antihijos” que borraran los heurísticos absurdos que impiden desarrollar la objetiva y absoluta razón existencial plasmada en la demostración racional.
Pero he aquí, que justo cuando va a tomar las pastillas, suena su teléfono móvil y le comunican que su hijo ha tenido un grave accidente y está hospitalizado… ¿Se tomaría las pastillas?
La pregunta es menos baladí de lo que parece de entrada. Si hay algo como un sujeto qué escoge: ¿Escoge sólo racionalmente? ¿Si fuésemos capaces de escoger exclusivamente desde el "peso de las razones" seriamos sujetos que escogen o más bien seriamos máquinas racionales que no pueden escoger? ¿Es racional ser irracional? ¿Si el existir humano cobrase sentido desde el mero razonar, no estamos confundiendo la realidad en la que se está con un modo particular de estar en la realidad (el propio en el que sentimos estar desde el peso de las razones)? ...
·Más vale ser un cerdo agusto en la mierda, que un rebelde racional que se afana con su dolor a diario en limpiarse de la mierda que nos rodea. El final de
ambos será la misna nada, no merece la pena pretender cambiar nuestra insoslayable esencia.
Me temo que usa "mierda" como algo que expresa lo “absurdo-asqueroso y de cerdos” que es sentirse a gusto en ella. No sonaría del mismo modo si dijese: más vale ser un rebelde irracional disfruntando de la vida , que un sumiso racional que se afana con su dolor a diario, nihilizando aquello que le rodea.
Por otro lado cuando dice: “no merece la pena pretender cambiar nuestra insoslayable esencia”, si no entiendo mal lo que de hecho existe según usted, es que “pretender cambiar” lo que se dice pretender, es algo que no se da jamás como hecho. Lo que se da es una especie de “ficción” de creer que se pretende, pero lo que es un hecho y no mera ficción es el modo como los heurísticos acoplan nuestras acciones a la realidad que nos rodea para “fines” de eficacia evolutiva.
De manera, que me parece que el nihilismo en usted es irracional, no es ocasionado por argumentos racionales sino que es el un modo de sentirse en la realidad ocasionado por sus heurísticos X respectos a otros heurísticos suyos Y. Me parece más racional simplemente decir que el hombre como tal no existe, es más bien una especie ficción ocasionada por unos heurísticos biofísicos (aunque dicho sea de paso, no sé qué coño significa ser “ficción de heurísticos biofísicos) … en fin…
Un saludo.
Hola,Enric. Es un placer leerle como siempre.
ResponderEliminar"No sonaría del mismo modo si dijese: más vale ser un rebelde irracional disfrutando de la vida , que un sumiso racional que se afana con su dolor a diario, nihilizando aquello que le rodea."
Dígalo así si quiere. Ciertamente son frases equivalentes en cuanto a la conclusión final: que tanto el rebelde racional, luchando en vano por no continuar el ser, como el rebelde irracional, dejándose llevar por el mismo ser (incluso ante las evidencias nihilistas del naturalismo); finalmente van a desaparecer ambos en la nada existencial. Los actos de ambos (los actos de toda la humanidad) serán olvidados en el tiempo, por lo que poco importa ser rebelde (o sumiso) racional, o rebelde (o sumiso) irracional, el final será el mismo para todos.
Ante esta perspectiva, yo he decidido dejarme llevar por mi ser, ya que considero que es el modo de sufrir menos como persona, pero acepto que es algo subjetivo (que me va bien a mí), y que el modo de padecer menos podría ser otro para otra persona, que podría tomar el camino rebelde/sumiso racional: pues muy bien, que así lo haga. ¡Qué más da!
Un saludo, amigo.
Ya, pero....¿Se tomaría las pastillas?
EliminarNo podría (ni tampoco quisiera poder). Siento una responsabilidad para con mis hijos. Una necesidad de amarlos y cuidarlos, una necesidad que sin duda ha sido programada en mi ser por el proceso evolutivo...pero me da igual. Soy lo que soy, y haré lo que debo hacer (incluso aunque se me obligue a ser así). Porque aún siendo consciente del sinsentido racional de cualquier conducta mía (incluido eso que llamo "amar" a mis hijos); como hombre, soy más que razón; soy animal y soy ímpetu existencial (voluntad, conato, tendencia, apetito o como se quiera entender). Y sea yo en el fondo lo que sea, no merece la pena atormentarse en una lucha contra natura. Ya que estamos en la existencia, y sabido que la existencia será breve, pues...experimentemos: amemos, riamos, lloremos, socialicemos, suframos, disfrutemos, y, ¿por qué no? procreemos.
EliminarNuestra existencia pasará, la de nuestros hijos pasará, la de la humanidad pasará, y la muerte térmica terminará con eso que entendemos por Universo. ¡Qué más da si nos dejamos llevar o no por nuestro ímpetu de ser y persistir! ¡Dejemos que así sea y riámonos del absurdo racional con una copa de vino en la mano!
El persa Omar Khayyám escribió hace ya mil años el siguiente poema:
"Amigo ¿en qué meditas? ¿En tus antepasados?
Polvo en el polvo. ¿En sus méritos?
Sonríe… Toma este cántaro y bebamos
escuchando serenamente el silencio del cosmos."
Siegue estando de actualidad. Bebamos con una sonrisa en el rostro. Todo pasará: experimenta tu ser con humor y serenidad.
Un saludo.
Anonimo,
ResponderEliminar·No es llevar una existencia conforme a tus impulsos naturales lo que genera más alegría o bienestar, sino actuar de acuerdo con ciertos ideales creados por la mente, aunque los mismos sean totalmente ficticios
Exactamente!!
Pero puntualizaría:
"Ciertos ideales" , lo interpreto como que el hombre inevitablemente proyecta su manera de estar en la realidad sintiéndose argumento de ella. Es interpretando la realidad desde lo proyectado el modo como se hace el hombre cargo de la realidad. Y desde ese proyectarse, hace que su estar en la realidad sea un estar en una realidad moral; es decir donde las cosas son adecuadas o no, buenas o no, con valor o no, necesarias, absurdas, insoportables, aburridas.... De manera que no puede estar viviendo desde las razones del nihilismo, sino es proyectandose existencialmente de manera nihilizadora, sobre la falta proyectiva de razones existenciales. De manera que la realidad en la que se sabe estar el hombre es siempre una congeneridad entre "idealizar la realidad" y "realizar la idealización", y el nihilismo no se escapa de ello tampoco.
·"ideales creados por la mente
La mente no crea ideales, lo que ocurre es que los ideales son mentales. Idealizar, aunque es una actividad mental, tiene mucho de "ingredientes extramentales". No es tanto que los ideales estén en la mente como que la mente esté en los ideales. Todo el estar del hombre en la realidad es un estar de base neuronal, pero no son las neuronas las que crean ese estar, sino la relación comunicativa triádica cerebro-cuerpo-mundo, que es donde siente estar el sujeto: Soy como se ve, partidario de las teorias de la mente extendida.
Un saludo
"un acto inútil porque, sean cuales sean nuestros actos, serán todos olvidados en muy poco tiempo; así que para qué luchar para nada, por nada, ni por la nada"
ResponderEliminarPuede ser útil para tí en un aquí y ahora. Razón suficiente para no desdeñar esos actos.
¿Por qué borraste mi comentario anterior?
ResponderEliminarNo me pareció adecuado los enlaces que pusiste. Lo siento.
ResponderEliminar¿Por que no adecuado?, ¿los viste?
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