Vida
"Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada."
(José Hierro)
Sin entrar en grandes debates explico mi postura inicial con un ejemplo: cuando varios objetos interactúan entre sí, la cantidad de movimiento se debe conservar: es decir, el cambio total o absoluto acontecido por unidad de tiempo debe ser nulo (cero). No es posible que al final de un estado físico se acabe con más cantidad de movimiento (energía, carga eléctrica o de color, etc.) que al inicio. De este modo el asunto se reduce pues al hecho innegable de que en el devenir natural fenomenológico todo SIEMPRE se anula al tenerse en cuenta el conjunto de las partes implicadas. En este sentido global y relativo nada se mueve realmente, todo es apariencia de multiplicidad y de cambio. Y las leyes de conservación se encargan de que el estado físico inicial y el final posean siempre las mismas propiedades esenciales: y eso, pese a las apariencias en contra, es representación de unidad, de continuidad y de inmutabilidad. En realidad por tanto, a nivel fundamental, nada cambia; simplemente se trata de apariencias ilusorias del sujeto (que piensa), es decir; ilusiones mentales llevadas a su máxima expresión.
La relatividad especial y la mecánica cuántica, por ejemplo; hablan de que dos observadores distintos pueden observar distancias, tiempos y números de partículas distintos para un mismo evento; sólo con tal de que toda propiedad esencial del mundo permanezca constante (el hamiltoniano -cantidad de energía-, el concepto de acción, los invariantes relativistas, la carga, el momento, etc.). He ahí otra muestra de que toda dinámica es ilusoria y relativa al sujeto que interpreta. Y lo mismo se puede aplicar al Universo completo una vez se tiene en cuenta la conservación e invarianza que sabemos DEBEN ocurrir en toda su fenomenología. Y es esta necesidad por conservar a toda costa los estados fundamentales del conjunto de todos los procesos fenoménicos, como digo, una clara representación (una pista) de la imposibilidad de un cambio o movimiento efectivo: lo que nuestra mente entiende por multiplicidad y movimiento no sería en este sentido más que una "alucinación colectiva" fruto de malinterpretar una parte aislada de todo el conjunto del ser.
Nuestro cerebro, órgano que produce el pensamiento en general, lo conforman moléculas y electrones que, en sí mismos, son una pequeña parcela aislada del conjunto de la realidad. Así pues la mente "ve" lo que el cerebro dicta, pero este órgano está limitado y condenado a interpretar los fenómenos sensibles más "cercanos" capaces de interactuar con su red neuronal. En este sentido nuestro cerebro no sería más que un proyector de ilusiones locales. Justo el tipo de proyector necesario para "cortar" (filtrar o acotar) ficticiamente la globalidad del mundo para "generar" así una ilusión de multiplicidad local donde en realidad no hay más que unidad, infinidad y continuidad.
Pero, ¿qué sería esa continua e infinita unidad inmutable?
Una infinita unidad inmutable es equivalente a decir que en esencia no hay nada. Si no disponemos de la existencia de un algo diferente contra lo que comparar, perdemos la perspectiva esencial de ser. Si todo lo que hay es inmutable e indiferenciable, si es eterno e infinito; podemos decir que ese ente trascendente lo es todo y que no es nada al mismo tiempo. De este modo salvamos sin proponernoslo una de las cuestiones más fundamentales e intricadas de la filosofía: ¿por qué hay algo en lugar de más bien nada? La respuesta es que verdaderamente no hay nada a parte de ilusiones fenomenológicas que emergen de una infinita y eterna inexistencia esencial.
La ilusión de nuestro mundo.
En su libro "La estructura matemática", Max Tegmark trata con mucho detalle el hecho de que toda nuestra realidad aparece como una estructura matemática en esencia. Eso implica que el mundo sería como un fenómeno emergente de esa matemática eterna, algo que ya ha sido y que simplemente es proyectado localmente por mentes como la nuestra de modo similar a cómo un DVD es proyectado en la televisión por un reproductor. Pero en sí, todo ya ha sido grabado por completo en cuanto a su dinámica. En ese sentido, todo el fenómeno al que tenemos acceso ya fue escrito en su conjunto; y el transcurrir del tiempo, del movimiento y la multiplicidad de objetos son meras ilusiones cognitivas.
Conclusión.
En esencia no hay Nada. La trascendencia es inexistente en cuanto a objeto diferenciado. Porque toda la esencia es una, inmóvil e indiferenciable. Una unidad matemática que no es...salvo cuando localmente un fenómeno congruente con este no ser; en el sentido de que el conjunto fenoménico se conserva como si no hubiese nada -la diferencia entre antes y depués resta siempre cero; esto es, se obedece la conservación e invarianza junto con el principio de indeterminación-, generan una ilusoria multiplicidad móvil. Lo múltiple y el movimiento serían alucinaciones fenoménicas permitidas por la unidad matemática simplemente por la posibilidad de la invarianza: porque todo este fenómeno como condición necesaria se reduce siempre y en todo momento a nada (es decir, imita la esencia que representa). Lo uno toma así apariencia de múltiple, la eternidad apariencia de tiempo y movimiento, y lo indeterminado torna en un falso ser objetivo.
El sustento matemático esencial del mundo, eterno y Universal: sin principio ni fin, sin causa ni efecto, sin movimiento ni apariencia, sin Ser realmente nada distinguible...a pesar de constituir un algo totalmente inefable, contiene no obstante por entre su infinita esencia el poder de generar ilusiones de multiplicidad: de ser y de cambio. Y es fruto de esa capacidad, que la infinita nada existencial pueda producir mundos de ilusorios cambios y objetos. De transformaciones vanas que siempre restan cero (nihil). Y nosotros somos parte de esa farsa. Nos movemos por entre la nada, y siempre todo a nuestro alrededor tiende a conservarse en nada. En realidad nada hubo nunca y nada habrá jamás.
https://www.youtube.com/watch?v=EagNUvNfsUI
ResponderEliminarEn cierto sentido todo ha ocurrido ya. El espacio-tiempo es un enorme bloque completamente relleno ("escrito") desde su mismísimo origen cuántico (ver el vídeo adjunto para más detalles). Y eso que entendemos como presente es una mera ilusión (cognitiva) con todas las de la ley. Ya todo "pasó", y en realidad ya todos nacimos, vivimos, y morimos en el mismo instante del Big Bang (que irrisorio es que todavía creamos en el libre albedrío). Un Big Bang que, por otra parte, no es más que fruto de una fluctuación cuántica que obedece el principio de indeterminación: es decir, que todo salió y ¡ya ha vuelto! a la nada cuántica. Lo único que queda es ilusión. Una ilusión gestada (proyectada) localmente por entre los circuitos eléctricos de nuestras neuronas, las cuales "observan" arbitrariamente una capa (slice) de ese gran cubo del gigantesco espacio-tiempo que fue y dejó de ser casi instantáneamente. Nuestros cerebros son proyectores (embebidos) de una película ya grabada y terminada.
Esto supone que para muchos "observadores" del espcaio-tiempo (suponiendo vida inteligente en otros lugares), en su proyección local estamos muertos, para otros no hemos nacido; y visto desde fuera (metaobservando) ese cubo, todo lo habido y por haber ya ha sido y ha dejado de ser (obedeciendo el principio de indeterminación aplicado a las variables tiempo y energía).
Uno puede entenderlo cuando toma psicodélicos.
ResponderEliminarLa mente es un sentido más, como la vista o el oído. Con la mente entendemos las cosas, pero no todas, ya que algunas no son incognoscibles. De la misma forma en que no podemos ver la mayoría del espectro, ni escuchar la mayoría de las frecuencias, tampoco podemos entender la mayoría del universo. Tan sólo podemos aplicar nuestras ecuaciones en esa estrecha franja que la biología "amablemente" nos cede.
ResponderEliminarAñadiendo un apunte: el "afán" de regresar al "no ser" de manera tan vehemente viene precedido por el principio de incertidumbre entre las variables tiempo y energía. Hay que devolver la energía tomada en la fluctuación lo suficientemente rápido (variable tiempo) como para que la inecuación de la incertidumbre se cumpla. Pero es más, dado que la inecuación debe cumplirse sí o sí para que algo surja de la nada cuántica (como ocurre con las partículas virtuales), es necesario que ¡a priori! ya se "sepiera" que la inecuación se iba a cumplir: es decir, que el estado completo del espacio-tiempo visto como un cubo gigante y estático ya está escrito desde su mismo origen. La apariencia de movimiento y de cambio es mera ilusión cognitiva local (ocurrida en el cerebro). En realidad ya todo ha sucedido y concluido. El principio de indeterminación se cumplió y la energía fue devuelta a la nada en el tiempo adecuado (gracias a la tendencia a maximizar en todo momento la entropía, razón por la que estamos aquí). Y lo único que queda ya son meras proyecciones cognitivas locales. "Sueños" de la deriva espacio-temporal de una fluctuación en la nada cuántica que un día fue y dejó de ser casi al mismo tiempo.
ResponderEliminarMi no comprender cómo se va a devolver esa energía de fluctuación "rápidamente", si al fin y al cabo, el tiempo no existe.
ResponderEliminarAnónimo sé que es contra-intuitivo pero piénsalo de este modo a ver si te aclaras:
ResponderEliminarNuestro Universo es como un gran bloque de espacio-tiempo. Imagina una barra de pan de molde cortada a rebanadas. La longitud del pan de molde sería la coordenada tiempo de ese bloque de espacio-tiempo. La altura y anchura puedes tomarla como dos dimensiones espaciales. Ese pan de molde puedes cortarlo en rebanadas que sería lo que se puede entender como un "presente" local para un sujeto dado. Pero cada sujeto va a ver e interpretar el pan de molde cortado a su manera (en distintas diagonales, etc.).
Pues bien. En ese mismo instante en que una fluctuación cuántica da origen a nuestro Universo (al pan de molde completo sin cortar), lo hace porque A PRIORI! ya debe cumplir sí o sí el principio de indeterminación entre las variables energía y Tiempo. Es decir, que la longitud del pan de molde (el verdadero Tiempo real y no subjetivo) desde el inicio debe tener un valor tal que multiplicado por la energía tomada de la nada (con la que se rellena la energía-materia que hay dentro del pan de molde en toda su longitud: puedes tomar este contenido como pepitas de chocolate dentro del pan) respete la inecuación del principio de incertidumbre.
Conclusión:
Que no hay que devolver nada en el Tiempo, sino que la longitud total del espacio-tiempo (el pan de molde) debe ser acorde con el principio de indeterminación. Y existe una clara relación entre la longitud del pan de molde (coordenada temporal) y lo que hace la materia-energía dentro del pan de molde. El modo en que se distribuye lo que hay dentro del pan de molde debe ser de manera tal que llegue un momento en que deje de haber nuevas rebanadas, y eso se corresponde con la idea de la "muerte térmica": cuando la entropía es máxima y dentro del pan de molde ya no queda nada diferenciable.
Lo repito con la metáfora de las pepitas de chocolate: la cosa sería que el pan de molde DEBE contener cada vez menos pepitas conforme vamos hacia la derecha del pan, hasta llegar un momento en que el concepto de rebanada deje de tener sentido porque ya no queden pepitas (muerte térmica). El aumento de entropía se corresponde así con la ilusión de que la distribución de pepitas debe ir diluyéndose a buen ritmo. Si no fuese así, el Tiempo (la longitud del bloque de espacio-tiempo) no acabaría nunca, y la energía necesaria para rellenar el pan sería infinita. Eso rompería por completo el principio de indeterminación.
La fluctuación cuántica se asegura pues A PRIORI de crear "virtualmente" Universos estáticos (con un contenido distribuido de manera fija del modo adecuado para respetar el principio de indeterminación) y que aparece y desaparece casi instantáneamente. Así nada es realmente creado porque todo vuelve a ser nada antes de que sea posible medir la aparición de ese algo (como ocurre en física de partículas con las partículas "virtuales").
Nosotros vivimos dentro de uno de estos panes que ya tienen determinado como debe ser todo, alucinando con el espejismo cognitivo de creer que realmente existe un presente, cuando simplemente observamos la ilusión de mirar las rebanadas de pan desde nuestro punto de vista relativo y subjetivo. Un pan que ya fue y dejó de ser justo en el momento de la fluctuación cuántica que le dio lugar.
En este vídeo podrás visualizar mejor el concepto de la barra de pan y de cómo lo que ocurre dentro de ella es pura ilusión subjetiva: https://www.youtube.com/watch?v=EagNUvNfsUI
Gracias, Samu, he visto el vídeo y la idea de la barra de pan es muy ilustrativa. Lo que me cuesta entender es que surja de una fluctuación cuántica, y que lo haga con unas leyes tan precisas como para facilitar la vida. Además, ¿por qué ha de aparecer una sóla barra de pan? Podrían aparecer muchas más, si cumplieran el principio de indeterminación entre el tiempo y la energía. En ese caso habría infinitas barras con infinitas constantes cosmológicas, y una de ellas sería la nuestra, el universo en que vivimos. Sin embargo, cada una de esas barras ha de ocupar un espacio tiempo concreto, algo que sólo intuyo posible a través de más dimensiones. Otra posibilidad sería que estuvieran repartidas en otro Tiempo, fundamental éste, e independiente de las lonchas de cada barra de pan. Quedaría algo así como un enorme bloque compuesto de barras de pan, a modo de ladrillos, pero pudiendo ser muy diferentes entre sí.
ResponderEliminarPBS Space Time es un canal fantástico aunque a veces sus videos son demasiado técnicos o algo inaccesibles al profano. Para una explicación más "simple" y didáctica recomiendo este video de Brian Greene - https://youtu.be/vrqmMoI0wks?t=285 . Saludos.
ResponderEliminarSolozzo, gracias por el enlace de Brian Greene :).
ResponderEliminarAnónimo dices:
"¿por qué ha de aparecer una sóla barra de pan?"
Yo no digo que haya sólo una barra sino una infinidad de ellas (lo que se entiende como multiverso). Después de todo toman y sueltan la energía lo suficientemente rápido como para que se "note" el truco. Es decir; como para que NO podamos llamar real a eso que "emerge". Si te fijas bien, lo que emerge no es algo real como nosotros lo solemos entender. Esa ilusión de realidad es cognitiva y se la damos erróneamente nosotros. Y lo mismo ocurre con las partículas virtuales del modelo estándar. La teoría dice que surgen literalmente infinitas partículas virtuales de la nada cuántica, pero eso es simplemente una ilusión dentro de una ilusión: no podemos otorgar propiedades de ser a algo que aparece y desaparece tan rápido que NO puede ser a priori detectado ni medido ni poseer atributos determinados de posición, volumen, duración, etc. Pues las barras de pan son iguales: aparecen y desaparecen tan rápido de la nada cuántica que NO se puede decir que sean reales sino acaso "virtuales", es decir; meras ilusiones que nosotros tomamos cognitivamente como algo real: una (falsa) existencia o ser.
"Sin embargo, cada una de esas barras ha de ocupar un espacio tiempo concreto"
Eso no es así. Lo mismo que una infinidad de partículas virtuales inundan, según el modelo estándar, una porción finita de un campo cuántico; es válido para las barras de pan. La clave está en que esas barras (lo mismo que las partículas virtuales) NO ocupan espacio real ni poseen atributos determinados. Aparecen y desaparecen precisamente de modo tal (siguiendo el principio de indeterminación) que NO incumplen ninguna lógica existencial que podamos derivar al otorgarle la idea de realidad. La clave es esa: que son barras ilusorias (virtuales). Y no puedes intentar derivar a partir de ello incongruencias lógicas que dependan de su posición, volumen, duración, etc.
En resumen:
El punto fundamental a comprender es que NO existen como tal en esencia las barras de pan, sino que son ILUSIONES cognitivas que aparecen en ciertas porciones de ciertas barras (virtuales) donde "aparecen" cerebros como el nuestro. Pero fuera de la ilusión cognitiva NO hay (ni nunca habrá) NADA realmente.
Y por el camino respondemos a la pregunta fundamental de la filosofía. La famosa propuesta de Leibniz: ¿por qué hay algo en lugar de nada?
Simplemente en realidad NO hay nada. El problema lógico de Leibniz aparece al no entenderse que lo que denominamos como algo no es más que una ilusión cognitiva. Lo verdaderamente real (esencial) es la NADA.
Me alegra apreciar que has abierto los comentarios. Descubrí tu blog hace un par de años y echaba en falta poder comentar, y sobretodo preguntar, en tus reflexiones, noticias y esbozos -si bien en este comentario no haré preguntas ;)-
ResponderEliminarAunque no sea yo nada pesimista, lo considero simplemente una perspectiva posidealista o posmoderna, y como tal, para nada "realista" ,aunque ciertamente inteligente y meditada como demuestras en tus reflexiones, creo que en la red hay muy pocas reflexiones del calado y la profundidad de este blog. Por tanto, aunque "creas" que eres o debes ser un pesimista porque a día de hoy tu inteligencia y sentimientos te lleven a ello, no abandones y sigue aportando.
Sobre el post, me ha venido en mente de inmediato Zenón y sus paradojas, y con él, Parménides. Cuando les cuento Parménides a mis alumnos destaco especilamente 2 cosas:
-Parménides es el primer pensador que se da cuanta que toda opinión sobre el mundo físico (sobre nuestras experiencias corporales) siempre será hipotético, es decir: un relato o incompleto (impreciso) o internamente contradictorio. Por tanto, es el primero que se da cuenta que no podemos establecer una imagen "real" o "vertadera" (completa, determinada y coherente) del mundo físico. Por eso, tacha al conocimiento físico -empírico- de ilusión. Hecho que heredó entusiasmado Platón.
-El Ser de Parménides, que no es la existencia propiamente dicha, sino simplemente lo "real" (pq la existencia para el griego es tanto realidad como ilusión, dado que ambos aspectos EXISTEN), a primera vista parece una locura psicodélica del griego; especialmente a ojos de un alumno cualquiera. Pero no lo es tanto cuando entiendes que el Ser representa las características de todo aquello que DEBERÍA ser real; es decir, que una TEORÍA DEL TODO que nos mostrara como es realmente la existencia nos debería dar, sin más, el Ser de Parménides: lo completamente determinado, coherente, sin atisbo alguno de incertidumbre (de espacio vacío o incógnitas) y por ello, sin posibiliad de ser cuestionado, replanteado, modificado. Y de los pocos que han entendido esto a lo largo de los últimos 100 años es Einstein por ejemplo.
El problema del Ser, pero, es que paradójicamente sólo existe como ilusión interpretativa, ES DECIR, como hipótesis o conjetura. La existencia es devenir, evolución, historia. No es SER. Así mismo ocurre con la ciencia, puesto que existe: es un devenir, un procesar, un evolucionar, no un objeto fijo, eterno y divino que espera ser descubierto por la humanidad. Por tanto, haciendo un salto muy grande, vamos directos a la tesis nietzscheana (he visto que has colgado algun post comentando alguna idea suya): la realidad no existe más que como ideal humano, como hipótesis e ilusión interpretativa. Por tanto, toda la existencia sólo es ilusión, apariencia, engaño, mentira, sombras... y la ciencia es lo mismo, al existir. Pero esta idea, ciertamente radicalmente pesimista, nos lleva a una contradicción -¿La ves?-. Y Nietzsche la soluciona. Con ello supera el pesimismo y redefine el concepto de ciencia en su "gaya ciencia".
En fin, un saludo y con ganas de ir aprendiendo y reflexionando con tus escritos.
RDC
Muchas gracias por tu comentario, RDC :). Un fuerte abrazo.
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