domingo, 4 de noviembre de 2018

¿Qué es la materia (II)?

Vamos a continuar en esta entrada la divulgación que empezamos la semana pasada sobre el asunto de la materia. En concreto en este otro enlace: https://quevidaesta2010.blogspot.com/2018/10/que-es-la-materia.html. Esto significa que para poder entender algo de esta entrada no hay más remedio que echar aunque sea un leve vistazo a la entrada anterior. Y ciertamente comprendo que esta petición es atrevida y hará que más de uno no continúe leyendo el presente artículo, pero me temo que no hay más remedio. Así pues, para aquellos curiosos y atrevidos, continuemos por donde lo dejamos la semana pasada.
Acordamos en el post anterior que el concepto de partícula, según la física más actual, se reduce al de una mera excitación ondulatoria (sinusoidal) que se propaga dentro de cierto campo cuántico. Y también realizamos una analogía simbólica que nos permitía entender estos "palabros" físicos mediante la metáfora de que en el mundo existe algo así como un "mar" de "mares" que cohabitan y existen de manera ubicua en cada rincón infinitesimal del espacio-tiempo.
Estos "mares" presentan lugares sin apenas flujos y alteraciones ondulatorias (vacío cuántico en estado fundamental), y otros lugares con grandes alteraciones ondulantes (partículas) que se propagan y acoplan (trasvasan) de un "mar" a otro con cierta probabilidad. Finalmente determinamos que existe como mínimo un "mar" distinto para cada partícula conocida. Pues bien, ahora trataremos de dar respuesta a una pregunta fundamental que se hizo uno de los comentaristas del anterior artículo:

¿De dónde proviene la energía primordial que dio origen a las primeras excitaciones (partículas) del Universo?

Buena pregunta. Y es que, si decimos que toda la radiación y materia actuales son ondulaciones ("olas") en ciertos "mares" cuánticos, es una pregunta muy legítima preguntarse sobre la procedencia del primer "golpe" que inició toda esta perturbación que continúa distorsionando los campos, excitando y trasladando lo que entendemos como partículas por entre el espacio. Y aunque a primera vista puede parecer una pregunta que escapa al ámbito científico; una cuestión metafísica...no es el caso. Al menos no por completo. La cosmología moderna tiene una teoría muy firme y en parte empírica que explica precisamente de donde proviene toda esa energía necesaria que alteró inicialmente los "mares" (campos cuánticos) que al principio (justo tras el Big Bang) estaban en "reposo" absoluto (en su estado fundamental o de vacío cuántico).
La respuesta grosso modo es que un proceso inflacionario fue el responsable, pero como es evidente que esta frase tal cual no significará gran cosa para el que no sea físico (o aficionado a la física), vamos a intentar explicar el proceso mediante analogías y simbolismos, y por supuesto sin utilizar matemáticas.

Al principio fue el verbo.

Espera, no te vayas, que no vamos a recitar la Biblia ;). Se trata de una simple metáfora: al inicio, transcurridas unas pocas millonésimas de millonésimas de segundo tras el Big Bang, todo era calma (cuántica). No existían partículas puesto que no había excitación alguna en ningún "mar de partículas" (campos cuánticos). En este sentido todo era un "frío" vacío fundamental: cientos de "mares" (recuerda, uno por cada tipo de partícula) se encontraban sin ondulaciones destacables más allá de las fluctuaciones cuánticas que de media se reducían a un valor esperado de cero (en su estado de mínimo potencial).
Y de haber sido la realidad sólo esto, en esta "paz" fenomenológica habría continuado el mundo por toda la eternidad...pero había algo más. Existía también un "rebelde" campo cuántico (un "mar") que se resistía a comportarse como el resto. Este extraño campo, al que se denomina campo del inflatón, era un "mar" escalar sin spin ni carga alguna (y determinado por tanto infinitesimalmente en cada punto del espacio x por un sólo número que representaba su energía). Mencionar como curiosidad que existe otro "mar" (campo cuántico) bien conocido de características muy similares: el famoso campo de Higgs, pero esto de momento es una casualidad que no tiene mayor relevancia para lo que trataremos a continuación.
Este campo del inflatón, como hemos dicho, era extraño y "rebelde", y lo era por una sorprendente cualidad: mientras que los otros cientos de "mares" es su estado natural fundamental se hallaban en "reposo" (con un potencial medio de valor igual a cero), el inflatón no respondía de este modo...presentaba un valor esperado para su energía potencial distinto de cero ¡incluso en su estado natural fundamental no excitado! Por cierto que al campo de Higgs le ocurre lo mismo, y por eso necesitamos gastar 50.000 millones de euros en crear el LHC, un acelerador de partículas capaz de concetrar toda la energía necesaria como para perturbar el campo de Higgs lo suficiente para generar un estado excitado en cierta posición x del mismo -una partícula de Higgs- que decae de todas formas tras unas pocas millonésimas de segundo de vibración en otras partículas -cediendo y distribuyendo su perturbación por entre otros "mares"-.
Pero volvamos al inflatón. Sabemos que el "mar" del inflatón tras el Big Bang, y a pesar de no poseer partículas en su ser (no había perturbaciones ondulatorias ni excitaciones presentes en ningún punto xde dicho campo) presentaba de todas formas una cierta energía potencial v que no se anulaba de media a cero como ocurría en el resto de campos en su estado de vacío primigenio.
Así pues, "al principio era el verbo" significa metafóricamente que al principio no había nada a parte de un extraordinario potencial residual dentro de uno de los cientos de campos preexistentes (el inflatón): no había en aquel momento en resumen nada...salvo el potencial para que algo ocurriera (a modo de curiosidad comentar que la palabra "verbo" proviene del latín verbum, una palabra que indicaba acción o potencial para la acción).
En resumen: al inicio había cientos de "mares" (un campo cuántico por cada tipo de partícula posible) vibrando con monotonía en su estado básico fundamental; un estado de vacío cuántico en el que no era posible distinguir un verdadero movimiento neto y donde el concepto de partícula y traslación no tenían siquiera sentido físico ni matemático. Todo era fenomenológicamente equivalente, y el potencial medio era nulo para todos estos "mares"...con excepción (que sepamos) de un subversivo y particular "mar" (el inflatón) el cual no poseía acción o perturbación como tal (movimiento neto o partículas), pero que a pesar de todo poseía una energía potencial media en reposo distinta de cero. Es decir: presentaba un potencial innato.

Ocurre la inflación cósmica.

Pero el "rebelde" campo del inflatón tenía un problema, su estado fundamental sin partículas pero con energía potencial no nula era un estado inestable por naturaleza. El mundo natural se mueve desde su origen siguiendo ciertos principios que se deben cumplir pese a quien le pese, y uno de tales principios es aquel que dice ("aquell que diu") que todo en el mundo tiende a su estado de mínima energía. Así pues el inflatón estaba desde el inicio en un estado natural que no podía durar por mucho tiempo tal cual...y así fue como comenzó la inflación cósmica.
Dijimos que el inflatón es un "mar" escalar definible mediante un único número que representa el valor esperado de su energía en cada punto o lugar x de su ser. Pues bien, al inicio cada punto infinitesimal de este campo tenía un valor v distinto de cero representado en la coordenada y en la gráfica de arriba. Al principio del todo, esa energía potencial media v estaba dispersa y mezclada por entre el inerte, frío e inmóvil "mar de mares" aún reinante. Pero el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica rápidamente sacó mediante fluctuaciones a cada punto infinitesimal x del "mar" del inflatón de ese estado inestable, empujándolo lo suficiente como para que saliera de ese pequeño estado de (falso) vacío (simbolizado arriba por la flecha que dice False vacuum). Y una vez fuera, se puede ver en la gráfica como esa energía potencial no tuvo más remedio que empezar a "rodar" (en cada posición infinitesimal x) hacia abajo (hacia el verdadero vacío donde el valor esperado era el esperado de cero, el mismo que poseían de manera natural el resto de "mares" -campos-).
Así pues, el "rebelde" inflatón se vió forzado a imitar al resto de campos ("mares") y buscar el estado fundamental natural de mínima energía para su estado de vacío (aquel con un valor esperado medio de energía igual cero, lo cual hizo tender a v en cada posición x del inflatón, de poseer un potencial del orden de 10^56 GeV, a un potencial esperado de 0 GeV). ¡Imagina cuánta energía se liberó durante este proceso en general!

Repulsión gravitatoria.

Imagina por un segundo una olla a presión como las de casa. Piensa que hemos encendido el fuego durante una hora y que luego aislamos por completo la cacerola del resto del mundo. El gas caliente del interior empuja con fuerza las paredes del recipiente, pero si tomamos idealmente a este sistema como cerrado (i.e.; si no pudiera intercambiar ni energía ni materia con nada exterior al propio sistema) nos damos cuenta de que la única manera en que se puede disminuir la energía interna de la olla es aumentando el volumen del propio sistema. Esto es, que si no es posible que nueva energía o materia entre o salga de la olla, el único modo imaginable de disminuir la energía interna del cacharro es aumentando de algún modo el espacio ocupado por el propio gas (haciendo la olla más grande, en este caso).
Al Universo le ocurrió algo muy similar. Al principio, tras el Big Bang, la alta energía residual del inflatón estaba contenida en un espacio microscópico a una densidad inimaginable. Pero como vimos que ese estado era totalmente inestable, casi inmediatamente fluctuaciones cuánticas fueron "sacando" de manera aleatoria pero casi (casi) al mismo instante toda la extensión del inflatón de este falso vacío. La "bolita" de la gráfica anterior empezó por así decirlo a decaer en todo el campo rodando lentamente hacia el estado estable de energía potencial media nula (el verdadero vacío). Pero ojo, en la naturaleza existe un principio que obliga a que la energía se conserve, y sin embargo conforme el inflatón decaía a su estado de verdadero vacío se iba acumulando un excedente de energía (la diferencia en la altura de la coordenada y en la gráfica de arriba desde donde dice falso vacío a vacío real) que debía compensar mecánicamente de algún modo. Es decir, que conforme el "rebelde" inflatón se rendía y veía disminuir su energía potencial en todo su ser, la energía total del Universo se descuadraba con un exceso que se debía restituir de algún modo. ¿Y cómo hizo el mundo para mantener la energía total invariante y deshacerse del gigantesco excedente? Pues mediante la expansión del espacio.
Lo mismo que vimos antes que una olla a presión aislada puede disminuir (compensar) un exceso de energía interna mediante un aumento del volumen del continente, igualmente el Universo compensó el exceso de energía que le llegaba del decaimiento del inflatón con una expansión del volumen total del propio espacio. Esta expansión del volumen del mundo se puede entender como una especie de repulsión gravitatoria (o presión negativa), y fue una reacción natural espontánea del Universo cuando tuvo que deshacerse de una enorme cantidad de energía en muy (muy) poco tiempo.
El proceso de expansión espacial duró unas pocas millonésimas de segundo (lo que tardó en decaer todo el campo del inflatón al verdadero vacío), pero el exceso de energía fue tan grande, que el Universo se vio obligado a aumentar exponencialmente su volumen duplicando su tamaño en este corto periodo de tiempo no menos de 90 veces (es decir, una cota mínima para la expansión de ~2^90: algo así como un 1 seguido de más de 100 ceros metros cúbicos). ¡En menos de una billonésima de segundo el mundo microscópico se hizo astronómicamente grande!

El golpe final.

Pero todavía tenemos que explicar qué causó la aparición del resto de partículas que pueblan el Universo que hoy día vemos a nuestro alrededor. Y la analogía perfecta nos la da la misma gráfica que pusimos anteriormente. Simplemente, cuando la "bolita" llegaba para cada punto x finalmente a su estado fundamental de verdadero vacío recibía un súbito frenazo. Y es que, al llegar a su mínimo estable ya no podía descender más, y tras varias pequeñas oscilaciones arriba y abajo hacia la izquierda y la derecha la "bolita" terminaba en el punto estable. Pues bien, este proceso de súbito frenazo junto a las pequeñas oscilaciones previas al cese completo fueron las que causaron un acomplamiento del "mar" del inflatón con el resto de "mares" que hasta este momento habían permanecido inmóviles en su estado fundamental sin partículas.
De algún modo el inflatón golpeó y perturbó probabilísticamente tras el frenazo a otros campos cuánticos ("mares"), los cuales iniciaron una reacción en cadena donde comenzaron a aparecer excitaciones y ondulaciones (partículas) que iniciaron la dispersión e interactuación que todavía hoy vemos en el mundo.

Intento de simplificación.

Si todavía hay algún lector por ahí, vamos a intentar explicarlo todo de nuevo pero de manera todavía más simbólica y simplificada. Perderemos aún más precisión explicativa, pero quizás sirva para que el que no se enteró con lo dicho antes logre entenderlo ahora:
Al principio tras el Big Bang había cientos de "mares corrientes" (al menos uno por cada tipo de partícula conocida) que estaban en estado de reposo absoluto (en su estado fundamental de verdadero vacío sin partículas, ni vibraciones, excitaciones ni nada que podamos llamar "movimiento" más allá de las pequeñas fluctuaciones cuánticas que se anulaban entre sí para dar lugar a una esperanza matemática para el potencial igual a cero: nada). Pero como dijimos arriba, también había desde el inicio un "mar" muy especial que podemos simbolizar como un denso nubarrón lleno de agua "elevándose" en el "cielo" sobre el resto de "mares". Esta densa nube estaba llena de potencial (gravitatorio en el inexacto símil que estamos haciendo), por lo que la naturaleza no pudo permitirse mantener este estado por mucho tiempo (como no es posible que una nube de agua en la Tierra no acabe tarde o temprano por caer en forma de lluvia).
Así pues, muy pronto tras el Big Bang, la super-densa nube del inflatón se tuvo que extender espacialmente para tomar la forma de un gran nubarrón (para poder conformar gotas de agua independientes que pudiesen caer), y finalmente todas esas gotas abandonaron torrencialmente casi al mismo tiempo la enorme nube para ir a caer junto al resto de "mares" que esperaban abajo en completo reposo. Y como el potencial (la altura de la nube) era tremendamente alta, eso supuso que cada pequeña gota golpeó al llegar abajo en cierta posición x de cierto "mar en calma" con una fuerza descomunal (el equivalente a tirar una enorme piedra desde un avión sobre la superficie de un lago). Por lo tanto el origen de toda las vibraciones, excitaciones y perturbaciones (partículas) en los "mares" (campos cuánticos) que vemos en nuestro día a día, tienen su origen en esta tormentosa "lluvia" que tuvo lugar casi al principio de nuestra realidad. Todo el inflatón decayó gota a gota casi al mismo tiempo por entre todo el espacio golpeando en cada punto infinitesimal x del mismo generando así una enorme turbulencia ondulatoria en los "mares" de partículas. Unas "olas" y "flujos" que todavía continúan interactuando y "navegando" por el Universo; mudando de forma (tipo de campo) pero compartiendo un pasado origen común.

Estado actual del Universo.

Continuando con el símil. La densa nube de potencial superconcentrado se vio obligada a extenderse espacialmente hasta pasar de ocupar el tamaño de un átomo, a dispersarse formando un nubarrón de tamaño astronómico. Y una vez perdida toda esa densidad inicial las gotas del nubarrón pudieron caer torrencialmente chocando con los "mares" en reposo que esperaban abajo. Estos choques generaron perturbaciones (ondulaciones) en los "mares" de las partículas conocidas (electrón, muón, quark, fotón, etc.) con lo cual comenzó una dinámica de partículas que antes no existía. Esta dinámica, siguiendo los dictados matemáticos de la simetría (leyes de conservación), la relatividad especial y general, y el resto de postulados cuánticos del modelo estándar; acabó modelando el estado de todos los "mares" que se habían revuelto tras el chaparrón inicial, hasta que finalmente, con el tiempo, sólo 3 tipos de partículas estables (electrón, quark up y quark down) han sobrevivido para conformar la materia que nos rodea. Estas partículas, manifestaciones de ondulaciones que se trasladan en sus "mares" (campos), se unen y acoplan luego entre sí (gracias a otras partículas -vibraciones- que actúan a modo de intermediarias) conformando núcleos, átomos, moléculas y macromoléculas: es decir, conformando el mundo macroscópico que realmente vemos a nuestro alrededor.
Así pues ya sabemos de dónde proviene la energía primordial que dio origen a las primeras excitaciones (partículas) del Universo: toda la perturbación en los "mares" que conocemos fue originada por un proceso espontáneo que llevó a un primigenio e inestable campo cuántico lleno de potencial a decaer a su verdadero estado fundamental. Y fue el excedente de energía generado por el proceso inflacionario (de energía final igual a cero pero con una enorme energía inicial) lo que el mundo utilizó primero para "estirar" el espacio-tiempo hasta una tamaño cósmico, y para perturbar y excitar todos los "mares" (campos) que hasta ese momento no presentaban partículas ni movimiento alguno (nada, salvo una fría fluctuación cuántica). Finalmente las leyes naturales se encargaron de moldear y modelar con el tiempo toda esta perturbación ondulatoria hasta llegar, tras 13.800 millones, a generar un mundo macroscópico como el que tenemos frente a nuestros ojos.

Pero, ¿quién puso al inflatón ahí arriba?

Esa es la pregunta del millón. Si hemos dicho que toda la perturbación -cada partícula- es fruto de una disposición original "anómala" tras el Big Bang en un campo cuántico concreto (el inflatón) que poseía desde el inicio un potencial energético distinto de cero (el equivalente alegórico a esa nube que se alza sobre un mar en calma), la pregunta legítima que inmediatamente viene a nuestra cabeza es: ¿quién o cómo se colocó ese inflatón ahí arriba? Y la respuesta es clara y sencilla: nadie lo sabe con certeza.
Desde la ciencia hay varias hipótesis y especulaciones varias, pero siendo honestos, no existe hoy día un consenso o una teoría firme que pueda explicar el hecho de que el inflatón tuviese la extraña configuración que tenía tras el génesis de nuestro mundo. Esa enorme energía acumulada en forma de potencia (ese gigantesco potencial para provocar acción -verbum-) no tiene hoy por hoy explicación. Se le da como un hecho, y poco más.
Aquel que sea creyente de alguna religión se puede imaginar a su Dios favorito colocando con su gran Mano y su omnipotencia al mundo en ese estado concreto antes de echarlo a andar :P, o aquel que se deleite con la ciencia ficción -o que crea en la hipótesis de la Realidad simulada- puede imaginarse a un Programador trascendental configurando y programando toda nuestra realidad del modo preciso antes de pulsar el Enter (al estilo de la película Nivel 13). Aunque también existen propuestas más "serias"como la de la eterna inflación, la cual postula que nuestro mundo es uno de entre una infinidad: es decir, que existe un infinito sustrato primordial del que surgen infinitos Universos burbuja-multiverso-, como si de una olla de agua hirviendo se tratase.
Sea como sea, y se piense como se piense, la fundamental pregunta del filósofo Leibniz, que podemos reformular como ¿por qué existe un sustrato con tanto potencial energético en lugar de ser todo un "mar" cuántico en absoluto reposo?, carece de respuesta. No importa qué se proponga sobre el origen o causa de este potencial energético primigenio (con poder para generar el ser), siempre podremos dar un paso atrás y preguntarnos lógicamente por el origen del propio poderoso ente capaz de otorgar dicho potencial. En otras palabras: ¿de dónde sacaría un supuesto Dios su propio poder esencial -de donde surge su omnipotencia-?¿De dónde surgió ese Programador trascendental capaz de computar y simular nuestro mundo completo? O más extraordinario aún: si la respuesta final resulta que es la eterna inflación, ¿de dónde sale en este caso el -nada menos que- infinito potencial capaz de generar infinitos Universos -mediante infinitos procesos inflacionarios como el arriba descrito-?
Porque se mire como se mire la ciencia moderna nos dice claramente que el ser (nuestro Universo) requiere de un potencial previo (algo que todavía no es, pero que permite el devenir futuro del ser). Desgraciadamente intentar comprender el origen, esencia o causa de este potencial es algo que escapa (y posiblemente escapará siempre) del ámbito científico. Se puede tener pues fe en lo que cada cual quiera, pero la cuestión es que hay una pregunta metafísica que perseguirá a nuestra especie incluso si algún día llegamos a descubrir la deseada teoría física del todo, la cual unifique una explicación empírica para todo el fenómeno inmanente.

No es una cuestión nueva.

Nota: A partir de este punto voy a tratar el asunto desde un punto de vista bastante filosófico, así pues al que no le haga gracia esta disciplina puede dejar de leer en este mismo instante :). Lo dicho hasta ahora creo que ya aclara lo suficiente el asunto para el que no quiera profundizar más.
Antes de terminar el artículo me gustaría mencionar que pese a que hoy día esta cuestión sobre el origen del "ser" a partir del "no-ser" está eclipsada por una gran sostificación matemática de fondo, el hombre lleva dándole vueltas a este asunto (visto lo visto sin avanzar demasiado pese a todo) desde el tiempo de los antiguos presocráticos. Valga mencionar de pasada el caso de Parménides de Elea, un presocrático que vivió durante los años 540 a.C - 470 a.C. Este gran filósofo de hecho fue de los primeros en comprender la dificultad que acabamos de describir antes: de un verdadero "no-ser" (de una nada absoluta) no puede surgir el "ser". Y del mismo modo, el "ser" no puede devenir en un absoluto "no-ser". En este sentido, el gigantesco potencial energético del inflatón no pudo lógicamente aparecer desde un absoluto "no-ser". Y ciertamente, por otra parte ya hemos visto que en nuestro mundo inmanente el "no-ser" absoluto es imposible: siempre estará como mínimo ese remanente cuántico de los campos que constituyen eso que los físicos llaman "vacío cuántico" (pero que no es ni por asomo un verdadero vacío, una nada absoluta).
Así pues la ciencia niega de este modo el verdadero "no-ser" (la nada absoluta) y la sustituye desde el principio por un "ser" disfrazado de "no-ser" (algo que no parece nada pero que tiene un potencial esencial para el "ser"). Pero resulta que este potencial para "ser" ya es algo, y por lo tanto de ahí el problema: ¿cómo y de dónde surge este "potencial para ser"? He ahí de nuevo el problema del que no supimos escapar antes y que Parménides sintetizó en su famosa frase: "el ser no puede originarse del no-ser, el ser ni surge ni desaparece, es eterno e imperecedero". Y se opte por la solución que se opte: Dios, un multiverso que sufre de una eterna inflación en su ser, o una eternidad de ciclos (eones); acabaremos dando la razón a Parménides, el cual afirmaba que el verdadero "ser" esencial (sea lo que sea) siempre ha estado ahí y siempre estará dando soporte al devenir de nuestra realidad subjetiva...¡siendo el propio devenir una ilusión cognitiva de nuestra mente! El ser no puede dejar de ser, y por lo tanto debe ser eterno, inmutable, y continuo. Y no puede ser otra cosa porque eso supondría primero dejar de ser lo que era antes. Finalmente tampoco es congruente defender la multiplicidad puesto que eso implica que algo es (una cosa) y no-es (otra), lo que tampoco es lógicamente consistente.
Así pues todo el cambio percibido por nuestra sensibilidad (lo múltiple, los "mares", las ondas navegando por entre los campos cuánticos) serían lo aparente. Todas y cada una de las perturbaciones y excitaciones cuánticas no serían más que ilusiones transitorias: un falso devenir fruto de una conservación global que conlleva a que el valor efectivo del cambio en el ser (único e inmutable en esencia) reste cero (no habiendo así movimiento ni cambio efectivo). En este sentido no sería posible, pues, el "no ser", ni tampoco sería posible otro ser distinto del Verdadero y único ser, el eterno e inmutable.
Y si esta esencia única, eterna, e inmutable es algún tipo de Dios, un eterno sustrato natural del estilo de la "espuma" cuántica que conforma el multiverso, o quizás un ideal mundo matemático "platónico", es algo que quizás nunca conoceremos. Pero no obstante hay algo que posiblemente debemos admitir para ser lógicamente congruentes: sea esta esencia única e inmutable lo que sea, todo el cambio que percibimos a nuestro alrededor debe ser ilusorio, puesto que no es posible que esta esencia deje de ser o se convierta en otra cosa. Así pues las ondas cuánticas de probabilidad, los campos, las vibraciones, las partículas, la materia y toda la dinámica observada deben ser parte de una ilusión fruto del movimiento relativo del conjunto: ¡la interpretación de lo diverso y lo heterogéneo debe ser subjetiva! Una alucinación impuesta por el modo en que nuestro cerebro funciona.
En resumen: ¿quién puso el inflatón ahí arriba? ¡Nadie! El inflatón, junto con el resto de campos y sucesos son ilusorios. Y lo vemos representado de ese modo porque es la manera en que debe aparecer para que la falsa dinámica de lo aparente genere sujetos que interpreten tal y como nosotros lo hacemos. En el fondo se trata de una vuelta de tuerca más del consabido principio antrópico llevado quizás al extremo:
No es sólo, como indica la ciencia moderna, que posiblemente exista una infinidad de Universos dentro de un multiverso esencial dentro del cual a veces aparecen sujetos conscientes dadas las circunstancias (las leyes y constantes particulares de algunos mundos), sino que podría ser el caso de que lo que verdaderamente existiera fuese únicamente el propio multiverso (único, eterno e inmutable), apareciendo fortuitamente ciertas representaciones ilusorias en modo de Universo particular cuando las circunstancias permiten que surjan sujetos capaces de (mal)interpretar la unidad por multiplicidad, lo inmóvil por cambio, y lo homogéneo por heterogéneo.
Así pues a Leibniz le diríamos que no es posible el "no-ser" sin el contraste del "ser", y que no es posible que el verdadero ser deje de ser, que no haya alguna vez sido, o que se convierta en otra cosa. Lo que es, es; siempre lo ha sido y siempre lo será. Es unidad, es eternidad, es homogeneidad, y es inmovilidad. Y el problema de lo múltiple, del movimiento, del devenir y del cambio, la búsqueda por las causas primeras, etc., serían todos falsos -e ilegítimos- problemas. Un error de interpretación relativo y subjetivo. Algo que objetivamente no existe y que en la realidad física se nos muestra bajo las denominadas leyes de conservación: no es que las leyes físicas "deseen" mantener sus invarianzas, sino que dicha vehemencia por la conservación sería una representación directa que nos deberían hacer comprender que el cambio neto real es imposible. Las leyes de conservación serían pues indicios y pistas que nos tendrían que ayudar a aceptar que la esencia de la realidad es inmutable, que no se trata de que las cosas cambien de modo que ciertas cantidades se conserven, sino que en esencia NADA cambia, y la dinámica sólo es algo aparente y relativo a nuestra psique como sujetos.