martes, 26 de julio de 2016

¿Para qué sirve el sufrimiento en el mundo? (y II)

"El dolor es esencial a la vida y no proviene del exterior sino que cada uno lo llevamos dentro de nosotros mismos, como un manantial que no se agota."
Arthur Schopenhauer  (1788-1860)

Hablemos del sufrimiento en el mundo: ¿para qué sirve realmente, si es que sirve para algo? Parece lógico mirar en primera instancia a la biología en busca de respuesta:

En el mundo académico (e incluso fuera de él), hoy día ya todos aceptan como lo más normal la tesis evolucionista por la cual el dolor y el sufrimiento que acompaña al fenómeno de la vida es simplemente una herramientas evolutiva más que ayuda fundamentalmente a la supervivencia del ser (individuo, especie, etc.). En este sentido, la más reciente propuesta del gen egoísta esto lo traduce en que el sufrimiento es una herramienta al servicio de todas esas moléculas de ADN que conforman el gen, los cuales luchan espontáneamente de manera "egoísta" por su propia persistencia,

Pero esto no nos ayuda tanto como parece, porque inmediatamente nos viene a la cabeza la pregunta de: ¿copiarse para qué? ¿Por qué y para qué la física subyacente al mundo favorece la replica egoísta de genes? ¿Es decir; para qué sirve en última instancia ese eterno ciclo vital de replicar genes una y otra, y otra vez de manera que los fenotipos más eficientes permanezcan? ¿Es útil para Algo o para Alguien que esto sea así y no de otro modo?:

Si lo es: ¿Cuál podría ser esa tétrica Necesidad o Carencia (trascendental) que se suple con nuestro dolor (y el del resto de seres vivos) de manera que se copien los genes más aptos a costa del dolor del fenotipo de los otros?

Y si no lo es, volvemos al principio: ¿qué sentido tiene entonces tanta lucha y sufrimiento por replicar y seleccionar genes durante una eterna encadenación de generaciones vitales?

Podemos resumir que:
Si Alguien o Algo se favorece (para lo que sea) del dolor y el sufrimiento tras la vida y la selección natural del fenotipo, entonces se trata sin duda de un Acto abominable y mezquino; y por el contrario, si finalmente no hay Nada ni Nadie que se favorezca de todo este dolor (y todo en el mundo es así porque sí, porque debe ser así), el ciclo vital es entonces un detestable y miserable fenómeno absurdo e inútil. En este caso, como diría Schopenhauer: "Bien puede decirse que la vida es un episodio que viene a perturbar inútilmente la sagrada paz de la nada".(Parerga y paralipomena, 1851)
Y comprendo que la pregunta resulte un poco molesta e inquietante (e incluso que no sepamos o podamos darle respuesta) y que eso nos haga mirar hacia otro lado ante el dantesco espectáculo que vemos a diario a nuestro alrededor (y en los medios); pero a pesar de todo, esta reflexión sigue siendo y siempre será una cuestión legítima: ¿para qué sirve el sufrimiento en el mundo? 

También son muchos, por otra parte, los modernos estoicos abrazados al ateísmo que se plantean esta cuestión eligiendo la segunda opción alegremente, y afirmando sin tapujos que: "las cosas son así porque sí, y punto". Estos valientes hablan de mala suerte. Las cosas son simplemente así y hay que afrontarlas.

Pero es que no se trata sólo de mala suerte, porque eso supone mirar el asunto desde una perspectiva exclusivamente subjetiva al hombre (y a nuestra persona): si las cosas son así porque sí como dicen, se trata simple y llanamente de la constatación objetiva de que la vida (el ciclo vital y demás fenómenos relacionados con la biología: incluida nuestra existencia) es un inútil y absurdo fenómeno. Eso significa que todo el dolor y la lucha pasada (y futura) no sirvieron (ni servirán) para nada relevante más allá de la simple copia de moléculas materiales.

Porque si realmente todo es así porque sí, la vida sería un detestable y miserable fenómeno, cuyo motor; el sufrimiento, no tendría una finalidad concreta racional, sino que formaría parte de un espontáneo engranaje físico sinsentido objetivo.

Y vale que desde el salón de nuestra casa todo esto nos parezca de poca importancia, un acto de filosofía insustancial; pero imagina lo siguiente:

Imagina un padre al que se le acaba de morir un hijo entre sus brazos a causa de que un mosquito, al picarle días antes, le transmitió una enfermedad mortal. Dile a ese padre que "mala suerte, que las cosas son así porque sí", dile que todo ese dolor y sufrimiento que padece no tiene una finalidad o utilidad más allá que la de obligarlo a duplicar moléculas de ADN en una determinada secuencia.

¡Y es que no es sólo mala suerte, es algo más! Es la constatación del absurdo de la vida y de nuestro dolor; es una afirmación que le quita valor a cualquier acto vital. Un enunciado que nos dice que simplemente somos marionetas obligadas a ejercer en un estúpido y espontáneo teatrillo físico replicativo.

Pero bueno, imagino que para muchos hasta que no sienten en sus carnes el verdadero dolor no comprenden el alcance de semejante exposición.

Un saludo.

lunes, 25 de julio de 2016

Canto al sufrimiento


Canto al sufrimiento

Aciago sufrimiento: 
¿Por qué existes como tal en el mundo?
Dime, ¿es que acaso no había otra manera 
de hacer las cosas?
Sufre el hombre desde el mismo nacimiento; 
tan pronto se niega a obedecer 
algún mandamiento evolutivo
se ve acuciado por un tormentoso dolor:  
¿es que no fue posible evitar tu 
fenómeno universal? 
¿no es quizás posible la vida 
sin ti como compañero de viaje? 
Y si es ese el caso, me pregunto: 
¿para qué sirve todo ese 
dolor que nos infliges? 
¿para qué es útil esta sufrida vida?

Dicen que el ciclo de la vida 
es nacer, crecer luego, 
y finalmente reproducirse y morir; 
pero se olvidan a menudo 
de mencionar que todo este ciclo 
va acompañado en cada instante, 
aunque no siempre sea evidente, 
de tu presencia, nefasto compañero. 
Porque es sin duda, 
y precisamente, tu penosa naturaleza
 la que impele de apasionada 
voluntad de lucha a todo ser animado.

Y ya que estamos: 
¿cuál es el sentido de 
semejante bucle eterno 
de impuesto malestar? 
Nadie lo sabe, y realmente pocos son
los que pueden siquiera reflexionar 
sobre el asunto dada 
una limitada sensibilidad. 
Pero para el que así se pregunta, 
para aquel que tiene el privilegio
de querer encontrar una respuesta,
 y que lo hace además con honestidad;
 para este hombre digo, 
sí que se vislumbra ya una objetiva
respuesta, a pesar de que todavía
sea parcial. Y es la siguiente: 
El ciclo vital no vale absolutamente
para nada; o al menos, para nada relevante 
a la propia vida como fenómeno.
Detrás de tu ser, amargo sufrimiento;
sólo encontramos al reflexionar racionalmente
una mundana ley física que obliga a nivelar
potenciales energéticos de manera eficiente.
¡Qué destino más absurdo para 
tanto dolor y lucha!
  
Y aunque quizás después de todo
 finalmente alguna utilidad Alguien o Algo 
pueda sacar de tu triste tarea,
sufrir ecuménico; no será de seguro
 algo relacionado con el bien vital,
 sino con alguna oscura Necesidad trascendental.

Sí; quizás Alguien se aproveche
 de ti inmortal peregrino, 
porque eres tú y sólo tú el impulso de la vida. 
Eres la causa y el fin de nuestro ser,
 causa y fin de la complejidad: 
el verdadero pecado original 
culpable de haber organizado el caos. 
Nuestra mera existencia supone
 el uso y abuso de tu ser, desagradable alentador, 
como el artilugio más cruel imaginable

Porque eso es todo lo que eres: 
una herramienta; 
un sombrío instrumento 
del que quizás algún Ente se aproveche
 en su intento de satisfacer 
alguna miserable e inefable Carencia. 
Posiblemente su Conciencia, 
si es que algo de eso posee, 
se encuentre atormentada
 por tal abominable Acto de creación.