martes, 23 de abril de 2019

¿Por qué se suicida la gente? (II)


Hoy ha salido en los diarios el siguiente (e interesante) artículo: "Un suicidio cada cuatro días: por qué los policías franceses se están matando". Además, es fácil encontrar en internet mucha información (preocupante) sobre la tasa de suicidios e intentos de suicidios. Por ejemplo aquí: www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide, donde se indican que cerca de 800.000 personas se suicidan cada año. En este sentido es sabido que el suicidio es la principal causa de muerte no natural (es decir; por causas externas) desde hace décadas, superando por ejemplo a los fallecidos en accidente de tráfico. Así pues, y visto lo visto, una pregunta crucial que debería probablemente ser foco de atención científica es: ¿por qué se suicida la gente? De hecho, teniendo en cuenta las estadísticas, quizás habría que destinar más fondos públicos a estudiar este asunto que a las campañas contra la prevención de accidentes de tráfico (desconozco si esto es o no así, aunque lo dudo).
El suicidio es un tema muy delicado y controvertido (casi tabú), y que por desgracia poca solución "práctica" tiene en estos momentos. Es complicado predecir quién va a cometer este acto de autolesión e incluso hay muchos estudios que indican que el proceso (el acto en sí) en la mayoría de los casos es bastante espontáneo y menos premeditado o reflexivo de lo que se suele pensar. Y es que, si se quiere mejorar en la prevención, diagnóstico, y sobretodo en el tratamiento, el primera paso fundamental es lograr una teoría capaz de entender en primer lugar el propio fenómeno a tratar (y eso es algo que desgraciadamente está lejos de ocurrir).
Pero aunque la mala "fama" del asunto complica la investigación, no se puede negar que se realizan intentos por comprender objetivamente la causa que puede llevar a la gente a su autoaniquilación.

Una posible explicación evolutiva sobre el suicidio.

A continuación voy a comentar brevemente una posible explicación que ha tomado cierta fuerza y consenso en el terreno de la psicología evolucionista.
En este sentido os recomiendo esta entrada de un veterano psiquiatra y psicólogo evolucionista que escribe hace años en un interesante blog. En esta entrada en concreto trató el tema de las causas últimas del suicidio: evolucionyneurociencias.blogspot.com/2015/12/por-que-se-suicida-la-gen
La perspectiva evolucionista tratada en esta entrada sobre el suicidio se basa en dos trabajos en concreto (por supuesto hay mucha más literatura que estudiar): uno de ellos es la investigación de Denys de Catanzaro (www.sciencedirect.com/science/article/pii/016230959190010N), un investigador de la Universidad McMaster (Canadá), y el libro de Thomas Joiner"Why People Die By Suicide"(Harvard University Press). En esta misma línea otro equipo de investigadores de la Universidad Florida State en EEUU escribió de manera similar al respecto: www.apa.org/pubs/journals/features/rev-0000020.pdf.
Estos tres trabajos no concuerdan por completo en todos los detalles pero sí comparten mucha base explicativa en común.

Breve disertación sobre estas propuestas evolucionistas.

Evidentemente y como siempre, lo ideal es que cada cual leyera todas las referencias indicadas y sacara su propia conclusión, pero como no siempre tenemos tiempo (ganas o capacidad) para hacerlo, os dejo a continuación una interpretación (personal) divulgativa sobre la base evolutiva que todos estos trabajos descritos parecen tener en común.
La cuestión es que, grosso modo, a la vista de los datos empíricos con los que se trabaja es legítimo partir de la siguiente hipótesis: ¿Podría ser el suicidio un acto programado evolutivamente al estilo de la apoptosis celular? Es decir; ¿podría ser que el suicidio fuese un mecanismo pre-instalado (instintivamente o a priori) en el cerebro (por el proceso evolutivo) el cual se "active" de modo autónomo cuando un organismo (en este caso un hombre) se "siente" (no necesariamente de modo racional) perjudicial para los propios "fines" evolutivos de su especie, grupo o genoma (según la perspectiva evolutiva desde la que se quiera ver el asunto)?
Y precisamente tomando una perspectiva distinta sobre la unidad fundamental de selección sobre la que actuaría este acto autónomo (especie, grupo social, o genoma) aparecen los tres trabajos anteriormente señalados. Así por ejemplo la tesis del equipo de la Universidad de Florida se basa más en el "beneficio" social que tendría esta "apoptosis" del organismo completo, mientras que Denys de Catanzaro se basa más a nivel genómico (siguiendo la propuesta básica del gen egoísta de Richard Dawkins).

Breve divulgación de la propuesta de Denys de Catanzaro.

La propuesta de Thomas Joiner está ya perfectamente explicada en la entrada: evolucionyneurociencias.blogspot.com/2015/12/por-que-se-suicida-la-gen, y no voy a repetirme aquí (y además tampoco sabría divulgarla mejor que el autor de dicho blog, el psiquiatra y psicólogo evolucionista @pitiklinov). El estudio de la Universidad de Florida en realidad es bastante claro y concreto y se puede entender bien directamente leyendo el paper publicado por Joiner, T. E., Hom, M. A., Hagan, C. R., Silva, C. titulado: "Suicide as a Derangement of the Self-Sacrificial Aspect of Eusociality" y publicado en la Psychological Review (2016). Podéis buscar más información en internet pero muy grosso modo lo que este grupo de investigadores vienen a decir es que las muertes por suicidio podrían compartir, en parte, su origen en la práctica del autosacrificio observado en todos los animales eusociales (entre los que se encuentran varias especies de mamíferos y donde muchos biólogos también categorizan al ser humano). Me voy a centrar por lo tanto en divulgar brevemente la tercera alternativa, la propuesta de De Catanzaro.
Pues bien. Desde una perspectiva evolucionista este señor define el suicidio como un acto natural pre-programado en nuestro cerebro, cuya rutina estaría a la espera de ciertas señales externas (e internas) para "saltar". Se trataría de un equivalente de la apoptosis celular pero llevado al caso del organismo completo, y donde las circunstancias evolutivas que habrían llevado a instaurar esta autodestrucción del individuo completo (un conjunto de células) habrían sido exactamente las mismas que llevaron a instaurar la autodestrucción de la célula individual: el "sentimiento" de que la continuación existencial podría perjudicar al conjunto. Donde dicho "conjunto" sería el resto del organismo en el caso de la apoptosis celular, y el resto del grupo y la sociedad en el caso de la "apoptosis" (suicidio) del organismo completo.
En pocas palabras, el acervo génico humano durante generaciones habría ido almacenando espontáneamente los genes que facilitan esta "apoptosis" general (suicidio), puesto que de ese modo los primitivos grupos de homínidos se habrían visto libre de la "carga" de supondría "mantener" a aquellos individuos menos adaptados a las extremas condiciones competitivas del medio y las circunstancias que durante millones de años padecieron. En este sentido, los genes que facilitan esta pre-programación para la autodestrucción personal habrían sobrevivido en el acervo génico puesto que sus portadores de media tendrían más descendencia ya que los grupos sociales donde se moverían (estos individuos) serían más "eficientes" y menos dependientes de personas con problemas psicológicos y/o neurológicos que podrían constituir un innecesario "lastre" social en unas circunstancias ambientales muy duras y exigentes.
No es una perspectiva ésta muy agradable para nuestra percepción como personas, pero es una propuesta científica después de todo que no tiene (o no debería) en principio preocuparse por las consecuencias emocionales que puedan despertar en nosotros. Si algo es cierto, es cierto, nos guste o no.

El "instinto" suicida.

El modo en que es posible imaginar cómo estos genes pudieron adherirse gradualmente con éxito al acervo génico sería más o menos sencillo de explicar desde esta perspectiva evolucionista. De hecho "sólo" se precisa de unos pocos circuitos neuronales (instintivos) que hayan aparecido para favorecer esta función natural en la detección instintiva de que uno "sobra" y de que "debe" desaparecer (algo muy similar a lo que le ocurre a una célula durante el proceso de apoptosis). Los procesos cognitivos necesarios serían: primero adquirir la capacidad de auto-interpretar (algo similar a la autoestima) nuestro "valor" o "calidad" (a partir de diversos inputs sensoriales externos e internos) para favorecer la perpetuación de nuestra línea germinal. Segundo: adquirir la capacidad para actuar espontáneamente (de manera interna mediante neurotransmisores) cuando esta autointerpretación inconsciente (representada a posteriori conscientemente por una baja autoestima, frustración, sensación de falta de pertenencia, culpa, vergüenza, etc.) sea muy "negativa", de modo que se inhiba automáticamente por un lado el instinto de autoconservación, y por otro se incremente la capacidad de autolesión (o autodestrucción). Todo esto, que así dicho de prisa puede sonar complejo, es tratado extensamente en el paper original de Denys de Catanzaro que recomiendo leer a todos aquellos que sientan poca simpatía por la propuesta aquí tratada.

En resumen.

No voy a entrar a explicar aquí más fondo este modelo porque para eso os enlazo el trabajo original ;), pero sí quiero indicar brevemente que todo el modelo se basa en el hecho de que es perfectamente factible que ciertos organismos multicelulares dispongan de circuitos (heurísticos) neuronales capaces de estar atentos a lo óptimo que es el soma del individuo para favorecer los fines evolutivos de perpetuación y que, en caso de que el individuo en cuestión no aporte nada directamente (capacidad residual de procreación casi nula) y de que tampoco lo haga indirectamente (mediante el cuidado y ayuda efectivo de seres con un parentesco lo suficientemente cercano), este heurístico natural "salte" y modifique ("intencionadamente") los niveles de ciertos neurotransmisores de modo que se facilite bastante la capacidad de auto-destrucción del organismo en cuestión (llegando incluso al suicidio).
Y es de destacar, por otra parte, la evidente equivalencia entre el modelo de De Catanzaro (que se basa en una ecuación fácilmente implementable, por cierto, en una red neuronal) y el modo en que ciertas células de un organismo multicelular realizan el proceso natural de apoptosis. Cuando una célula perjudica más que favorece al conjunto del cuerpo (que se puede entender como una sociedad cooperativa de células), este mecanismo automático de apoptosis se pone en marcha favoreciendo la auto-destrucción de la misma, y del mismo modo, es muy posible que cuando un soma completo "interprete" (instintiva e inconscientemente) que perjudica más que favorece (resultado negativo en la ecuación del modelo de De Catanzaro) es lógico pensar que la evolución haya preparado un mecanismo similar que favorezca que ese soma completo (y no sólo ya una pequeña parte de él) también desaparezca cuanto antes. El modo en que tales heurísticos podrían evolucionar sería muy parecido al modo en que ciertos mecanismos reflejos lo hacen (como, por ejemplo; las "pequeñas" redes neuronales encargadas del movimiento reflejo que nos hacen apartar la mano de objetos muy calientes). Por lo tanto, este trabajo correlaciona bastante bien con la hipótesis de que el suicidio (los actos de auto-destrucción personal, en general) pueden tener una base fisiológica (evolutiva) muy fuerte y directa.
Es esta una perspectiva poco agradable para nosotros como personas, pero es una teoría muy interesante y viable biológicamente, la cual no es para nada descartable sin más: insistamos una vez más en lo "sencillo" que sería que una pequeña red neuronal se encargara (instintivamente) en nuestro cerebro de calcular una ecuación de "autovaloración" similar a la del modelo propuesto por De Catanzaro, y que cuando el resultado de su procesado fuese muy "negativo", se favoreciera una modificación automática en ciertas sinapsis capaces de desencadenar un proceso de depresión y tendencia a la autodestrucción.
Es más, quizás algún día (no necesariamente muy lejano) lleguemos a descubrir cuáles podrían ser estos circuitos impulsores de los comportamientos de autolesión conforme conozcamos mejor la tarea de todas esas pequeñas redes neuronales que sabemos que poseen funciones propias y bien diferenciadas de las demás. Por lo tanto, es bastante plausible que en algún momento comprendamos fisiológicamente el modo en que se desencadena un acto tan contraintuitivo como el del suicidio (al menos, tan bien como comprendemos el modo en que se desencadena la apoptosis celular) e incluso podamos actuar inhibiendo químicamente estos procesos pre-programados. Quizás así podamos algún día por fin terminar con esta lacra tapada tras el velo de la vergüenza de la que tan poco se habla siendo como es tan relevante.

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Edito (15/05/2019):

Acaba de salir publicado un trabajo que apoya fuertemente la tesis defendida en este artículo: "Descubren un biomarcador en el cerebro relacionado con el suicidio" (paper original: https://www.pnas.org/content/early/2019/05/07/1818871116)