domingo, 19 de enero de 2020

Sobre el pin parental

No me gusta tratar temas políticos en mi blog, pero no he podido resistirme a dar mi opinión sobre el actual debate en España sobre el pin parental:
En el colegio se enseña la actividad curricular que el momento POLÍTICO determina. En la Alemania Nazi era de una forma, en el estatalismo de otra, en la américa de la postguerra otra, en el oriente medio actual también es distinta, en la dictadura española, y luego en cada legislatura de la democracia fue cambiando según fuera el color del partido político. Pero en el fondo, hay que entender que todo el currículo educativo es POLÍTICO e IDEOLÓGICO en su base y fundamento (de hecho, siempre ha sido el instrumento político más efectivo utilizado, y lo sigue siendo). Pero como, supuestamente, vivimos en un trocito de esa parte de lo que se llamó el "mundo libre", yo no veo tan mal que un padre pueda decidir qué ideología y fundamentos generales quiere que se les inculquen a sus hijos.
El pin parental en realidad es una propuesta más liberal de lo que parece. Porque, insisto, ¿quién decide qué actividad curricular es la correcta? No cabe duda que los políticos del momento histórico en cuestión. Pero, ¿qué pasa con todos aquellos representantes (padres en este caso) con ideas contrarias al partido ganador en las elecciones (cuando hablamos de un país "democrático")? Actualmente los representantes (padres) del partido (o partidos) político perdedor de las elecciones, que normalmente roza el 50% de la población (excepto cuando hay mayoría absoluta holgada), se ven OBLIGADOS a que sus hijos sean formados bajo ideas y fundamentos en parte contrarios a sus creencias. Y siendo honestos, en el mundo de la moral, la sexualidad, e incluso la ciencia; todo es muy relativo y todo se puede reducir a historias y cuentos adaptados a los tiempos: i.e; a idearios.
Si este pin parental se instaura como manda Deus, en principio podría servir incluso de alivio para para soltar un poco de presión en aquella población que no se siente representada por el partido ganador de las elecciones (sobre todo cuando se tratan de partidos extremistas por la izquierda o por la derecha); y perder así el miedo a que instauren en sus hijos ideas y creencias demasiado contrarias a las defendidas por esta familia del menor. ¿Qué tiene eso de malo? ¿alguien (persona o partido político) se atreve a decir que tiene la verdad moral absoluta? ¿alguien se atreve a decir que la ciencia que defienden no contiene lagunas o que está incompleta (es decir, que no es en el fondo una creencia o historia más)? ¿alguien se atreve de verdad a decir que tiene en su poder verdades tan ABSOLUTAS y rotundas que nadie las puede poner en duda?
En realidad, más bien parece que toda esta polémica sobre el pin parental es un simple caso de supremacismo moral y ético. Se está cayendo en la prepotencia didáctica y en la dictadura ideológica del déspota epistemólogo: cuya tendencia, como no, es la de obedecer al momento político que viva cada país perdiendo de vista la perspectiva histórica, y la relatividad inmanente a toda idea moral, ética e incluso científica. También es cierto que esta postura supremacista ha existido siempre en todo país y momento histórico, pero al menos que no nos quieran vender la moto con tonterías ahora, hombre.

sábado, 11 de enero de 2020

La verdadera compasión

"Todos los seres humanos quieren vivir, pero ninguno sabe por qué vive." 
(Arthur Schopenhauer)


De la traducción de los mejores aforismos de Schopenhauer realizada por Carlos Javier González Serrano en su libro  "Parábolas y aforismos", nos encontramos con esta maravillosa reflexión:

"En oposición al principio moral Kantiano, quisiera proponer la siguiente regla: siempre que entres en contacto con un individuo, no lo evalúes objetivamente por su valor y dignidad; no tengas en consideración la maldad de su voluntad, ni la estrechez de sus entendederas o la absurdidad de sus conceptos. Pues lo primero podría fácilmente provocar odio contra él, y lo segundo, desprecio. Ten únicamente en cuenta su sufrimiento, su menesterosidad, sus temores, las penas reflejadas en sus ojos. Así te acercarás y simpatizarás con él, en vez de suscitar aquel odio y desprecio, y sentirás por él compasión. [PP, II, 109]"

Y hoy mejor que nunca aplican estas palabras. En la actual época contemporánea (aunque, siendo honestos, deberíamos mejor decir: como en toda época histórica) llena de conflictos, ira, odio, y falta de entendimiento; repleta de "bandos" e ilusorias distinciones entre "unos" y "los otros"; tendríamos de una vez que dar un verdadero paso atrás y observar a la realidad apuntando a su esencia, a la causa última evolutiva de nuestra conducta.

Porque todos, absolutamente todos los seres vivos somos hijos de una misma voluntad natural: una voluntad que consiste en ser, simplemente, un ciego y espontáneo proceso mecánico emergente, fruto del acatamiento natural de los preceptos físicos subyacentes (las inmutables y eternas leyes naturales); es decir; eso que comúnmente denominamos como evolución natural. Un proceso evolutivo cuya selección espontánea conforma y guía instintivamente a todo lo vivo desde hace más de 3.500 millones de años. Y es precisamente esta esencia (espontánea) de la realidad la encargada de obligarnos a pelear los unos contra otros en esta especie de Coliseo romano que conforma la realidad fenoménica que se aparece ante nuestros ojos, participantes de una absurda escena tragicómica.

Y es que la vida en el fondo es una trampa; un escenario del que no es posible salir, y en el que todos debemos ejercer nuestro papel para luego desaparecer (cosa que en biología hace tiempo que se conoce como teoría del soma desechable). El escenario permanece, y lo que cambian somos los pobres cómicos que danzamos sobre él, forzados como marionetas incapaces de determinar sus propios actos. Hay hoy día alrededor de 7000 millones de personas "vivas" luchando todas sin saber muy bien para qué, y se estima que otros tantos miles de millones ya pasaron por donde nosotros ahora estamos...todos desaparecieron en el abismo de la nada; y nada se sabe de ellos, a parte de que compartieron nuestro fatal destino peleando y odiándose los "unos" a "los otros".

Por lo tanto intentemos domar en lo posible a la bestia instintiva, reflexionemos desde la razón basándonos en las sabias palabras de el genio de Danzig. Cuando trates con alguna persona, e incluso con cualquier animal, observa sus ojos: verás que en el fondo están llenos de penas y frustraciones, incomprensión y vehemencia...igual que los tuyos. Y comprenderás también que ese dolor que de reojo has atisbado, es también compartido por los tuyos, y que la esencia de esa aflicción es fruto de la misma voluntad natural evolutiva que os dio forma a ambos. Podrás de esta manera levantar el "velo de Maya", y entender que todos somos marionetas obligadas a luchar por un ciego sinsentido físico (termodinámico, aunque eso ya es otra historia).

Intentemos así en todo momento desde la razón evitar el odio y el desprecio, por mucho que el instinto nos obligue a pensar lo contrario; reforcemos la compasión por "el otro". Porque el otro sufre y lucha en favor del mismo absurdo que tú, y porque la fuente de su inquina y rencor posee la misma causa última que todo lo demás en este mundo (animado e inanimado): obedecer ciegamente y con la mayor vehemencia posible los mandamientos físicos naturales.

Por lo tanto, y a modo de corolario, sólo pedirte que la próxima vez que te veas acalorado dentro de una discusión o de cualquier tipo de trifulca (física u online), que pienses en todo lo dicho: que levantes el velo de la ilusoria pretensión instintiva, y que reflexiones sobre el hecho de que todos estamos sufriendo y sintiendo malestar esencialmente por y para nada. Y cuando, de este modo, finalmente seas capaz de ver la marioneta que eres, y de comprender los hilos que te mueven, al mismo tiempo también verás con claridad en "el otro" esos mismos ojillos de cristal; y sentirás compasión y lástima por él...del mismo modo que la sentirás por ti mismo.

Nota. 
Si deseas profundizar más sobre la relación propuesta entre vida y termodinámica recomiendo el siguiente enlace: "Termodinámica y mecánica social".

miércoles, 1 de enero de 2020

Parábolas y aforismos (Arthur Schopenhauer)

"¿Qué puede esperarse de un mundo en el que casi todos viven, sin más, porque no tienen el valor para pegarse un tiro?" 
(Arthur Schopenhauer)



Uno de los mejores libros que he leído el año pasado ha sido sin duda la recopilación y traducción de textos de Schopenhauer que ha realizado el siempre interesante Carlos Javier González Serrano. Su libro, titulado "Parábolas y aforismos", no sólo es una magnífica colección de aforismos sino que también incluye una introducción previa a la filosofía de Schopenhauer digna de ser tenida en cuenta para cualquiera que quiera iniciarse en el estudio de la obra de este autor.

Os dejo a continuación algunos ejemplos del contenido del libro, aunque os aseguro que merece mucho la pena su lectura completa, ya que no hay ni un párrafo que no te llegue literalmente al alma. Cada aforismo es una invitación a reflexionar sobre la vida...y qué más se puede pedir en estos tiempos donde lo único que se venden son novelas de tres al cuarto: