domingo, 25 de enero de 2015

La indeterminación metafísica y sus consecuencias en cualquier tipo de conocimiento


Hace ya bastantes años (voy ya para viejo xDD), intenté mantener un debate por correo electrónico con el filósofo Antonio Diéguez Lucena sobre una serie temas que me parecen muy interesantes. Lamentablemente, el profesor Antonio Diéguez, por el motivo que sea, se limito a responder dándome las gracias por leer su obra y no mucho más. Voy a transcribir el correo electrónico tal cual se lo mandé; no porque tenga la esperanza de que el Antonio lea mi blog (que lo dudo horrores xDD), sino porque quizás a alguien le puedan interesar dichos temas propuestos.

Además, así aprovecho para recomendaros la lectura de las obras de este magnífico filósofo: http://webpersonal.uma.es/~DIEGUEZ/hipervpdf/Publicaciones.htm. A mí me gustó mucho su libro Realismo científico (podéis descargar gratuitamente el libro desde este enlace).

De todo lo que le escribí, mi interesa mucho la cuestión de si, el hecho de aceptar la imposibilidad del conocimiento metafísico, no implica, al mismo tiempo, y para ser congruentes, aceptar la imposibilidad de todo tipo de conocimiento.

Os dejo el correo completo para que veáis a qué me refiero con esto (¡Ojo! Este correo tiene bastantes años. No seáis demasiado críticos con lo que digo o como lo digo ;) ):

Saludos, Antonio. Soy un lector asiduo de sus obras y artículos. Ya le he escrito en varias ocasiones anteriormente.
En esta ocasión le escribo tras haber leído su libro Filosofía de la ciencia. Antes de nada, felicitarle como siempre, porque me ha parecido una estupenda introducción al campo de la filosofía de la ciencia. Un trabajo que se nota bastante trabajado, documentado, y sobre todo imparcial sobre las diferentes posturas con las que trabaja.
Tengo que confesarle, sin embargo, que leer su libro ha reforzado mi escepticismo. Es triste, pero cada vez estoy más convencido de que el hombre está condenado a la más absoluta incertidumbre. Porque, si dejamos el pragmatismo a un lado, y nos ponemos rigurosos, ¿qué conocimiento podemos formalmente justificar como objetivo? Creo que ninguno.

Es de sobra conocido que el ser humano no brilla por su humildad, y después de tantos años,  aún nos cuesta aceptar nuestras limitaciones cognitivas. Parece que no nos terminamos de creer lo evidente, que jamás justificaremos ningún conocimiento. Y cuando nos metemos en el terreno metafísico, ya ni hablamos.
Por ejemplo el debate sobre el realismo que usted tanto estudia. ¿Realmente tiene usted la esperanza de que en la historia futura en algún momento se llegará a decir: “bien, señores, y con esto ha quedado formalmente justificado y demostrado el realismo ontológico”? ¿Cómo podría ser esa fantástica demostración formal? Aunque claro, las posturas opuestas al realismo tampoco se pueden justificar, ni siquiera se puede negar formalmente el solipsismo.
Los éxitos tecnológicos de la ciencia de los siglos XIX y XX nos han hecho más presuntuosos de lo que ya somos por naturaleza. Sólo hay que leer el libro “El gran diseño” de Stephen Hawking. En mi vida he visto mayor arrogancia. ¡Si parece que ya tiene su querida teoría del todo!

Yo realmente creo que el avance científico –sea eso lo que sea- es totalmente cuestión de escalas. Me parece que hemos conseguido en poco tiempo, todo lo que estaba en nuestras manos conseguir. Es cierto que seguiremos avanzando en campos como la medicina, pero en física está casi todo dicho –todo lo que está a nuestro alcance, claro-. Cuando el Gran Colisionador de Hadrones, tras 16 años de construcción y muchos miles de millones de Euros de coste, no llegue jamás a amortizarse con resultados –y es evidente ya que no lo va a ser-, a ver quién es el guapo que convence para invertir el doble o el triple para intentar conseguirlo de nuevo. La economía manda en el mundo, y cuando deje de ser rentable investigar en física, se dejará de hacer. Y creo que no queda tanto para eso.
Además, me parece que la potencialidad metafísica pude desbaratar cualquier supuesta “ley”. Es algo parecido a la tesis de la infradeterminación de las teorías: Tenemos una teoría T que explica t fenómenos con sumo detalle, y que ha sido comprobado miles de veces de mil maneras diferentes. La cuestión es que, sea cual sea T, bien podría existir finalmente una realidad metafísica M que diera explicación de los t fenómenos, y que T fuera consecuencia de M.
Un ejemplo real, la teoría de la evolución. Es una teoría muy bien fundada desde diversas ramas científicas. La teoría sintética de la evolución explica la existencia de seres vivos complejos, así como de los restos fósiles, las evidencias embriológicas, etc. pero, como defienden los creyentes religiosos, bien podría ser la causa real el acto voluntario de un ser metafísico omnipotente (M -> t),  y que la teoría de la evolución no sea más que un engaño o ilusión creada también por ese ser (M-> T). ¡Y realmente puede ser así! Nadie, ningún científico, puede refutar dicha idea, ¡podría ser verdadera sin lugar a dudas! ¿Por qué no? ¿Puede algún científico justificar formalmente que no es cierto lo que dicen esos creyentes? ¡No! Y si no podemos demostrar que algo no puede ser, entonces ese algo puede ser. A lo sumo podemos tomar una postura escéptica, pero nada más.
Si la hipótesis metafísica M es cierta, la causa que explicaría los fenómenos no sería T sino M, por lo que lo que suponíamos una teoría bien establecida, es absolutamente errónea (la explicación de la diversidad de la vida sería M y no la evolución).  Como las hipótesis metafísicas son infinitas, y todas son potencialmente válidas, yo opino que ningún conocimiento es posible –ya que el conocimiento metafísico es inviable-.

Otro ejemplo es el que comentas en tu libro, que somos cerebros en cubetas conectados a un superordenador. Yo soy ingeniero informático, y la primera vez que programé una aplicación en 3D quedé impresionado.  Con qué facilidad es posible simular una realidad como la nuestra. No es nada descabellado que nuestro mundo sea resultado de la computación de un ente metafísico. En ese caso, ninguna de nuestras leyes sería más que el subproducto de una simulación externa, que sí sería la explicación real de los fenómenos. De nuevo, ¿hay –o habrá-alguna persona capaz de justificar que eso no es posible? No, porque las hipótesis metafísicas están blindadas ante la refutación. (Por cierto, qué fácil sería simular la aleatoriedad de la mecánica cuántica en un computador).
Yo soy consciente de que la actitud escéptica está mal vista, y tiene un velo de negatividad, pero es que es la postura más sensata, por favor. No podemos dejarnos llevar por el optimismo desbocado –a estas alturas ya no-, ni por la arrogancia de los científicos “modernos”.

Por cierto, Antonio; y cambiando de tema, estoy leyendo actualmente la obra de Schopenhauer, y me gustaría comentarte una cosa. Lo que él llama voluntad de vida –cuando se refiere a los seres vivos- me recuerda a los postulados de la psicología evolucionista. Esa voluntad ciega y sin sentido, me recuerda mucho a la tesis del gen egoísta, a la “voluntad” de los genes por permanecer y replicarse. ¿Sabes de algún autor que haya estudiado a Schopenhauer desde una perspectiva naturalista?

Y, por último; y perdona si te doy la lata. Una cosa. Estoy actualmente matriculado en la Universidad de Cádiz para hacer el doctorado en ingeniería. Estoy haciendo un proyecto de investigación previo en computación evolutiva, y ya luego haría la propuesta de proyecto de tesis. La cuestión es que no tengo claro si quiero hacer una tesis sobre computación evolutiva a secas –donde innovar no es fácil- o si orientar, como me encantaría, la tesis a un campo un poco multidisciplinar entre la IA y la filosofía. ¿Lo ves viable? ¿Tendrías alguna idea de tesis? Te agradecería enormemente cualquier ayuda en este sentido.
Bueno, pues no te molesto más. Muchas gracias por tu atención.

Recibe un cordial abrazo, y muchos ánimos para seguir con tus trabajos.

En resumen, la clave de todo lo que le comento a Antonio se puede resumir en esta frase:
Imaginemos una teoría T, que explica t fenómenos con sumo detalle, y que además ha sido probada miles de veces de mil maneras diferentes. La cuestión es que, sea cual sea dicha T, bien podría finalmente existir una realidad metafísica M que diera explicación de esos mismos t fenómenos y que, además, T fuera consecuencia de dicha realidad M.
Pero como el conocimiento metafísico formal es imposible (y pocos dudan hoy día de este punto), no podemos acotar de ningún modo las posibles metafísicas M imaginables.  Toda metafísica M es por lo tanto posible, ¡lo que implica que toda teoría T es contingente!

Por mucho que cierta teoría T haya sido corroborada empíricamente, no es posible asegurar que no haya detrás una metafísica imaginable M que la determine. Pero nuestro total desconocimiento de M nos impide asegurar que T seguirá cumpliéndose en el futuro. Es decir; que no podemos asegurar que los t fenómenos que T explicaba, seguirán ocurriendo de tal modo que cuadren dentro de dicha teoría.

Ejemplos prácticos de esto que digo le puse varios en el correo a Antonio, pero pongo uno más a continuación sin entrar en mucho detalle:

La teoría de la gravedad es una de las teorías más firmes y probadas de la historia de la humanidad. Dicha teoría T afirma, entre otras cosas, que existe una fuerza de atracción entre dos cuerpos proporcional a su masa e inversamente proporcional a la distancia r que los separa. No hay fenómeno observable t que no cuadre con esta idea (y no nos preocuparemos de la propuesta de la relatividad general, ni de los detalles matemáticos o teóricos concretos; la idea macroscópica es más o menos la misma: nos centraremos, por tanto, en que, macroscópicamente, los cuerpos masivos se atraen).

Es decir; que nos quedamos con la propuesta simplificada T' que dice que, macroscópicamente, los cuerpos masivos se atraen. Esto es algo archiconocido, pero; ¿realmente podemos decir que conocemos con esto algo del mundo? ¿Es T' un conocimiento inmutable; algo universal y necesario? Evidentemente, no.

No podemos asegurar formalmente que T' se cumplirá mañana. De hecho, existen infinitas metafísicas imaginables y posibles que harían a T' dejar de cuadrar con los hechos del mundo en cualquier momento. Nombro tres de ellas (de entre una infinidad):

1) El mundo es resultado de una computación trascendente (M). Es decir, que algo externo al mundo, determina, mediante una programación, cómo ocurren los fenómenos que observamos. La teoría T' correlaciona con los fenómenos, porque cuadra con la programación actual de dicho ente trascendente; pero no podemos asegurar que esa programación no cambie en un futuro. Y si la programación cambia, de modo que, por ejemplo, los cuerpos masivos se repelan en lugar de atraerse, T' dejará inmediatamente de ser una propuesta válida sobre el mundo. T' no era, después de todo, un conocimiento necesario de nuestro mundo.

2) Otro ejemplo podría ser que finalmente exista una esencia de algún tipo (M) detrás de los fenómenos, que determine que los cuerpos masivos se verán atraídos en proporción a su masa durante 15.000 millones de años, para luego sufrir una inversión fenoménica en la que los cuerpos masivos se repelerán durante otros 15.000 millones de años. Podría ser el caso, no hay modo de saberlo. Es una posibilidad que está ahí, y que hacen de T' una propuesta dudosacontingente.

3) Existe un ente metafísico (M), al que podemos llamar si queremos Dios, capaz de inducir ideas a nuestra mente. Ese ente podría haber inducido tanto fenómenos atractivos como repulsivos, pero decidió inducir, por algún motivo desconocido, fenómenos atractivos hasta ahora. Mañana, tal cosa podría cambiar. Igualmente, no hay modo de negar M, lo que implica que no hay modo de asegurar la validez necesaria ni universal de T'.

Me podría llevar horas escribiendo ejemplos, pero creo que el concepto está claro:

Como no conocemos (ni podemos conocer) nada sobre el conjunto de hipótesis metafísicas imaginables (M), cualquier teoría T debería ser tomada formalmente (que no pragmáticamente, ya que lo que se hace normalmente es ignorar el problema) por contingente y local.

Pero claro, queda la cuestión de si podemos tomar o no a estas afirmaciones contingentes y locales (T) como conocimiento del mundo: ¿puede ser una afirmación de este tipo un conocimiento?

Cualquiera puede llamar conocimiento a lo que le plazca, y por cierto que ahí se agarran muchos, pero; siendo honestos, si no podemos asegurar que sabemos cómo es y como será algo de nuestro universo, deberíamos humildemente aceptar que realmente no conocemos nada del mundo. Que todo es dudoso, y que cualquier tipo de conocimiento es imposible.

Un saludo, amigos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Respecto a la relación entre epistemologia y evolucionismo ( o naturalismo) el argumento de Plantinga del que Dieguez hace una critica (http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:Endoxa-2010-24-1020/Documento.pd es de interés para el tema de la entrada. Yo diría que usted concluye algo parecido a Plantinga en su argumento.
Por cierto, un debate interesante sobre este asunto es el que establecen Soler Gil y el propio A. Dieguez, donde Soler Gil sostiene que desde el naturalismo el conocimiento si fuera posible pareciera más bien un milagro. (http://www.uma.es/naturalezaylibertad/resources/Vol_1_2012/I-2012-7_Soler.pdf). Usted, como no cree en los milagros ;) , toma el toro por los cuernos y dice: "el conocimiento es imposible".

Un saludo.

Samu dijo...

Gracias por su comentario, Enric.

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