Me gustaría compartir con vosotros una pequeña reflexión:
¿os habéis planteado alguna vez las enormes semejanzas que existen entre la
filosofía de Schop. y las conclusiones a las que está llegando la ciencia
moderna? Para no extenderme mucho os propongo un ejemplo concreto:
Es aceptado que la ciencia moderna reduce la existencia humana (y la vida en general) a un puro proceso evolutivo dado en el espacio-tiempo. Dicha evolución la basan únicamente en procesos mecánicos (naturales) sobre moléculas materiales muy particulares (destacando la molécula de ADN). Esto reduce toda la casuística de la aparición, desarrollo, y conservación de la vida a simples procesos físicos.
Todos los procesos físicos implicados en la ley evolutiva,
base de la existencia, se basan tan sólo en procesos mecánicos actuando en el
espacio-tiempo y regidos por las leyes naturales. Pero entre esas leyes
naturales (o regularidades empíricas
continuamente observadas ;)) destaca la llamada “segunda ley de la
termodinámica”, la cual viene a decir que el mundo(el Universo) tiene una
tendencia innata hacia el desorden, el cual DEBE ir siempre e irremediablemente
en aumento.
De esta forma la vida (simple proceso natural) parece así consistir
en una constante e irracional lucha del propio universo contra su propia
esencia. El desorden DEBE aumentar en el mundo, pero existen; sin embargo, ciertas
estructuras en el mismo que luchan ciega pero vehementemente contra esa norma:
la vida es pues una especie de "deseo" agónico y desenfrenado de
orden contra natura, un deseo sinsentido e irracional (y a su vez causa de todos
nuestros sufrimientos. Somos seres conscientes, fruto de ese deseo irracional
de orden (clara equivalencia con la máxima objetivación de la Voluntad
propuesta por Schop.); y nuestro sufrimiento es causado por nuestra obligación
de satisfacer esa necesidad irracional). Nuestro sufrimiento es causado así por
una constante necesidad de satisfacción hacia nuestra esencia. Parece ser que
nuestro sufrimiento es causado por alguna especie de lucha interna en la
esencia del mundo: por una parte se exige el desorden, pero por otra se busca
el orden. Vamos, es que es algo calcado a la propuesta Schopenheriana de una
Voluntad en sí que muestra una lucha fenoménica contra sí misma.
Yo realmente veo tras la ciencia moderna una aproximación
equivalente a la filosofía de Schop., sólo que nuestro autor partió del estado
del arte filosófico-científico de su época, y lo hizo lo mejor que pudo. No
comparto, como sabes, el modo en que llegó el autor a sus conclusiones, aunque
sí veo muy justificada sus principales conclusiones revisadas bajo la ciencia
actual.
La base filosófica de Schop. fue una extraordinaria proeza
teniendo en cuenta la época en que vivió el autor (muy especialmente su postura
pesimista del mundo). El pesimismo que Schop. inauguro debería estar hoy,
gracias a la ciencia; más vivo y vigente que nunca. Sorprende el hecho de que
no sea así. Claramente la poca cultura filosófica entre los científicos y la
poca cultura científica entre los filósofos tenga gran parte de culpa.
Estoy convencido de que en algún momento, un Schop. moderno,
con el carisma suficiente, naturalizará la obra de Schop. y restaurará su
filosofía, aunque debidamente actualizada a los tiempos que corren.
Bueno, no me enrollo más :).
Un cordial saludo, amigos.
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