lunes, 27 de febrero de 2017

Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad

Quien ha superado la avidez, este dificultoso sendero, el océano de vida, la ignorancia, el que ha cruzado y llegado más allá, que es meditativo, libre de aferramiento y dudas, que a nada se encadena y ha alcanzado el Nibbana, a ése llamo yo noble. 
DHAMMAPADA (Buda)

Acabo de terminar de leer el magnífico libro "Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad"https://www.amazon.es/Sapiens-animales-dioses-historia-humanidad-ebook/dp/B00LNJ60NI, del profesor Yuval Noah Harari. El libro en sí es una obra de arte de principio a fin, pero me llamó especialmente la atención el final de la obra. En concreto, el epílogo dice así:

Afterword: The Animal that Became a God

SEVENTY THOUSAND YEARS AGO, HOMO sapiens was still an insignificant animal minding its own business in a corner of Africa. In the following millennia it transformed itself into the master of the entire planet and the terror of the ecosystem. Today it stands on the verge of becoming a god, poised to acquire not only eternal youth, but also the divine abilities of creation and destruction.

Unfortunately, the Sapiens regime on earth has so far produced little that we can be proud of. We have mastered our surroundings, increased food production, built cities, established empires and created far-flung trade networks. But did we decrease the amount of suffering in the world? Time and again, massive increases in human power did not necessarily improve the well-being of individual Sapiens, and usually caused immense misery to other animals.

In the last few decades we have at last made some real progress as far as the human condition is concerned, with the reduction of famine, plague and war. Yet the situation of other animals is deteriorating more rapidly than ever before, and the improvement in the lot of humanity is too recent and fragile to be certain of.

Moreover, despite the astonishing things that humans are capable of doing, we remain unsure of our goals and we seem to be as discontented as ever. We have advanced from canoes to galleys to steamships to space shuttles – but nobody knows where we’re going. We are more powerful than ever before, but have very little idea what to do with all that power. Worse still, humans seem to be more irresponsible than ever. Self-made gods with only the laws of physics to keep us company, we are accountable to no one. We are consequently wreaking havoc on our fellow animals and on the surrounding ecosystem, seeking little more than our own comfort and amusement, yet never finding satisfaction.

Is there anything more dangerous than dissatisfied and irresponsible gods who don’t know what they want?




Gods who don’t know what they want.

No hay mejor forma de definir la existencia humana en general. Somos una especie animal con un enorme potencial para alterar el mundo pero que no sabemos realmente por qué o para qué hacemos lo que hacemos. Nuestra razón nos permite gobernar la dinámica del fenómeno hasta cotas inimaginables, pero esta misma razón es totalmente inútil a la hora de entender o determinar un fin esencial concreto para su propia existencia.

Y es que el raciocinio impulsa desde nuestro origen como especie exponencialmente nuestro poder y capacidad productiva gracias a la acumulación cultural del saber, pero no tenemos ni la más remota idea después de todos estos milenios de existencia humana sobre qué meta o fin objetivo nos movemos. Nuestra especie se afana con vehemencia en reproducir el ciclo de la vida, y lo hace con más eficiencia que cualquier otra especie animal, pero tenemos tan poco claro para qué hacemos lo que hacemos (nacer, crecer, reproducirnos y morir) como un chimpancé, un ratón, un caracol o una simple bacteria. 

La raza humana es en este sentido el actual campeón mundial en la ciega carrera evolutiva que nos lleva sin darnos explicaciones por la senda del constante aumento potencial guiados por una también constante e insaciable insatisfacción vital. Y así, poderosos e ignorantes, vivimos todos en la senda del consumo y el apego, frutos de una necesidad  psicológica heredada y fuente en última instancia de nuestro poder contemporáneo. 

Porque, ¿de dónde viene todo este poderío moderno? Del propio esfuerzo vivido por cientos de generaciones anteriores por mejorar y aumentar la cantidad de bienes y servicios disponibles para cada individuo y para los suyos. Cada ciclo generacional sufre del mismo instintivo conjunto de deseos insaciables por naturaleza. Y cada ciclo mejora y aumenta de media los modos en que satisfacer más y más de estos deseos, y en mayor cantidad y calidad...pero nunca es suficiente. Cada generación tiene tanto o más que la anterior, pero todas quieren mantener y aumentar este estatus puesto que nunca terminamos saciados. Y nunca nos saciamos porque la fuente de nuestros deseos y necesidades instintivas no tiene un fin o meta que cruzar, es decir; que se trata de que bebemos todos de una fuente inagotable de necesidad sin fin. De hecho, ese ideal estado de completa satisfacción (¿felicidad?) no es otra cosa más que la zanahoria que la naturaleza pone ante nuestras narices para que empujemos cada día de nuestra vida con todas nuestras fuerzas.

Pasarán los milenios y seguiremos luchando sin saber para qué con la misma intensidad que nuestros primeros ancestros. Y quizás incluso colonicemos otros planetas e igualmente seguiremos siendo "dioses" completamente ignorantes (e indiferentes) de nuestro irracional (ciego) destino. Un destino basado simplemente en el continuo consumo de energía libre por y para mantener nuestra compleja estructura individual y social: un mandamiento físico espontáneo que en nada puede servir a fines relevantes (humanamente hablando). Nuestro origen se basa pues en este gradual aumento de capacidad de consumo aparecido en el Universo para mantener estructuras materiales complejas a costa de consumir una cantidad de energía libre muy superior al orden requerido por tal complejidad. 

Y es que la evolución biológica es meramente un reflejo de esta evolución física mucho más general que viene ocurriendo desde que el mundo es mundo, y que sirve a fundamentos puramente físicos (termodinámicos). Toda evolución natural comparte un denominador común, siendo siempre parte de un proceso físico que requiere acabar de la manera más acelerada posible con toda la energía libre disponible; y el hecho de que esta física "gratifique" y "ayude" de este modo con la permanencia de aquellos fenómenos que con mayor eficiencia cumplan esta tarea, es lo que ha permitido a nuestra especie alcanzar su estado de dominación actual en el planeta: en el fondo se trata sólo de que nuestras especiales capacidades intelectuales nos hacen capaces de transmitir de una generación a la siguiente la información necesaria sobre cómo conseguir mantener y aumentar este consumo energético (algo que viene ocurriendo como poco desde el dominio del fuego por parte de alguna especie homínida).

Por lo tanto sí, somos "dioses" con un poder enorme (que en las próximas décadas irá incluso a mayor), pero no sabemos qué se supone que debemos hacer con tal poder a parte de continuar obedeciendo nuestros instintos evolutivos de siempre: producir y consumir todos los recursos y bienes posibles para nosotros y los nuestros, a la par que continuar con el ciclo vital a toda máquina. Acaso no sea siquiera físicamente posible hacer otra cosa.

Y si "Alguien" o "Algo" más allá de lo que alcanza nuestra vista (fenoménica) se beneficia o no de algún modo de nuestra eficiente especie térmica, es algo que posiblemente nunca llegaremos a saber; lo cual es algo que, al menos a mí personalmente me resulta como poco triste y desagradable.

Sólo mencionar por último que viene al cuento de lo tratado el texto del siempre magnífico Emil Cioran donde dice en su "Breviario de podredumbre" que: 

"La teología, la moral, la historia y la experiencia de cada día nos enseñan que para alcanzar el equilibrio no hay una infinidad de secretos; no hay más que uno: someterse. «Aceptad un yugo, nos repiten, y seréis felices; sed algo y os libraréis de vuestras penas.» En efecto, en este mundo todo es oficio: profesionales del tiempo, funcionarios de la respiración, dignatarios de la esperanza, un puesto nos espera desde antes de nacer: nuestras carreras se fraguan en las entrañas de nuestras madres. Miembros de un universo oficial, debemos ocupar una plaza en él por el mecanismo de un destino rígido, que no se relaja más que a favor de los locos; éstos, al menos, no se ven constreñidos a tener una creencia, a afiliarse a una institución, a sostener una idea, a pretender una empresa. Desde que la sociedad se constituyó, los que pretendieron sustraerse a ella fueron perseguidos o escarnecidos. Se os perdona todo, con tal de que tengáis un oficio, un subtítulo bajo vuestro nombre, un sello sobre vuestra nada. Nadie tiene la audacia de gritar: «¡No quiero hacer nada!»; se es más indulgente con un asesino que con un espíritu liberado de los actos. Multiplicando las posibilidades de someterse, abdicando de su libertad, matando en sí mismo el  vagabundo, así es como el hombre ha refinado su esclavitud y se ha enfeudado a los fantasmas. Incluso sus desprecios y rebeliones, no los ha cultivado más que para ser dominado por ellos, siervo que es de sus actitudes, de sus gestos y de sus humores. Salido de las cavernas, guarda de ellas la superstición; era su prisionero, se ha convertido en su arquitecto. Perpetúa su condición primitiva con mayor invención y sutileza; pero en el fondo, aumentando o disminuyendo su caricatura, se plagia desvergonzadamente. Charlatán movido por hilos, sus contorsiones, sus muecas, aún engañan..." 

Un saludo, compañeros.

6 comentarios:

Samu dijo...

No sólo no podemos elegir lo que queremos, sino que tampoco sabemos por qué queremos lo que queremos ni para qué hacemos lo que queremos. Si miramos a nuestro alrededor, vemos un bullicio de gente haciendo cosas, deseando cosas, estresadas y luchando a diario como si el mundo fuese en ello...y ni una sola de esas personas se replantean para qué narices hacen (hacemos) todo eso. Al final de cada vida resulta que después de todo no se ha hecho algo muy distinto de lo que hace una simple bacteria: nacer, crecer, reproducirse y morir...y si acaso ayudar a que este ciclo continúe de manera más eficiente en sucesivas generaciones.

Todo termina siempre en el mismo ciclo existencial al que nadie sabe darle sentido objetivo. Como ya nos adelantó Leopardi hace siglos con su fenomenal poema "Canto nocturno de un pastor errante de Asia": http://quevidaesta2010.blogspot.com.es/2016/05/canto-nocturno-de-un-pastor-errante-de.html

"Tú, solitaria, eterna peregrina,
tan pensativa, acaso bien comprendas
este vivir terreno,
nuestra agonía y nuestros sufrimientos;
acaso sabrás bien de este morir, de esta suprema
palidez del semblante,
y faltar de la tierra, y alejarse
de habitual y amorosa compañía.
Y tú, seguro que comprendes
el porqué de las cosas, y ves el fruto
del alba y de la noche,
del callado e infinito fluir del tiempo.
Sin duda sabes a qué dulce amor
sonríe la primavera,
a qué ayuda el verano y qué procura
con sus hielos el invierno.
Mil cosas sabes y otras mil descubres
que al sencillo pastor le están prohibidas.
A veces, si te miro
tan silenciosa, encima del desierto llano,
que allá, en el horizonte lejano, cierra el cielo;
o bien, con mi rebaño,
seguirme poco a poco; o cuando veo
arder allá en el cielo las estrellas,
pensativo me digo:
«¿Para qué tantas estrellas?
¿Qué hace el aire infinito, la profunda
serenidad sin fin? ¿Qué significa esta
inmensa soledad? ¿Y yo qué soy?».
Conmigo así razono y de este espacio
soberbio, ilimitado,
de esta familia innumerable,
adivinar no sé la utilidad, el fruto,
después de tanto afán, del movimiento
de cada cosa terrena y celeste
girando sin reposo
para volver allá donde surgieron.
Pero en verdad –oh doncella inmortal–
tú sí lo sabes todo.
Yo sólo sé y comprendo
que de los eternos giros
Y de mi frágil ser,
bien y goce quizás otro hallará;
más para mí, la vida es un mal tan sólo."

Eternos giros, ciclos, y movimientos afanados de cosas terrenas y celestes es todo lo que vislumbramos, pero ni una sola respuesta del sentido (del fruto) de toda esa vehemencia en la dinámica del mundo. Lo más que podemos aseverar es que toda esa dinámica persigue un "fin" termodinámico (un sentido en absoluto relevante para nosotros como individuos o especie) por el que la naturaleza parece "buscar" el consumo acelerado de toda la energía libre disponible. Pero aún así no podemos (ni podremos), comprender si esta tendencia natural sirve a algún fin teleológico trascendental, si es pura casualidad, o si es condición necesaria para que surja la vida consciente dentro de un multiverso (principio antrópico).

Por lo tanto debemos contentarnos junto a Leopardi con la dura y triste realidad de nuestra obligada ignorancia sobre el ser.

Un abrazo.

Camilo dijo...

"Abandonaremos este mundo dejándolo tan tonto y malvado como lo encontramos al llegar a él" Voltaire.

Gracias Samu por tus publicaciones, estaba pendiente de que volvieras a publicar. Leyendo la entrada recorde la voluntade de poder de Nietzsche, la vida siempre apira a algo más y quiere más, me parece que el hombre al ser un ser de sentido, necesita "ubicar" algún sentido a su existencia y al mundo. Recodardon a Platón solo la belleza en el hacer, en el conocer y en el pensar, unificaría la presencia de lo viviente con el acontecer de la belleza, pero vivimos en un mundo del quehacer, el conocer y el pensar, no tiene nada que ver con lo bello, sería algo que degrada más la existencia, dado que el ser humano al pertencer también al mundo metafísico (en el que senitdo que lo mencionas en la entrada Dioses de conocimiento), decae no solo en ser (animal) sino también en ser divino.

Samu dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Camilo.

Es cierto que estoy escribiendo menos, pero es porque tengo un nuevo trabajo que me hace estar todos los días 3 horas en coche (contando ida y vuelta). En estas condiciones, y sumando las 9 horas de trabajo, comprenderás que no me queden fuerzas más que para asearme y dormir.

En fin. Es lo que toca por ahora.

Un abrazo!!

Camilo dijo...

Gracias Samu, en el que momento que puedas, ojala vuelvas a escribir sobre el problema del ser y el devenir, he visto entradas tuyas que tratan esta temática y me parece muy brillante tu exposición, saludos.

Kronum dijo...

Anoche en la Sexta Colunna, de la Sexta TV, ví a hablanado a un tal Jose Luis Cordeiro, profesor del MIT, profetizando un futuro maravilloso para el ser humano a través de toda un revolución bioinformática inminente: inmortalidad, ausencia de enfermedades, reversión de la vejez, y mucho más. Estaría bien una entrada suya reflexionando sobre esta cuestión. Ojalá se cumpla todo eso y "el último de los hombres" muera de éxito, como dijo Nietszche

Anónimo dijo...

Me recuerda a lo que dijo Lewis Mumford, ¿Qué es ahora el hombre? Un “dios tecnológico, un demonio moral y un idiota estético”.
Ante lo absurdo, Cioran dice "para el equilibrio, aceptar un yugo, como los demas", usted "contentarse con la ignorancia" y Camus "conciencia perpetua y rebelion", seria un buen articulo una compilacion sobre las respuestas que se han dado ante el absurdo, para saber a quien le haremos caso, acaso a todos o a ninguno, dado que no podemos elegir porque la voluntad es una mera ilusion o algo asi.

Publicar un comentario