No hace
mucho tuve una experiencia personal al respecto. Puse en mi tablón de Facebook
algún comentario sobre alguna noticia desagradable (no recuerdo cuál), y los posteriores
comentarios en mi muro fueron degenerando en un debate optimismo-pesimismo.
Pues bien; los comentarios optimistas de mis amigos (la mayoría de ellos con
estudios superiores) eran exasperantes: una amiga mía, por ejemplo; doctora
ella, llegó a justificar el enorme dolor en el mundo con las "cosas buenas
de la vida", poniendo el estúpido ejemplo de que ella pasa, de vez en
cuando; unos buenos momentos leyendo un libro al sol de la tarde.
Ese
comentario fue el rematé: ¡¡justificar una actitud optimista frente al mundo,
con unos nimios momentos de bienestar que la sociedad occidental se procura a
costa del sufrimiento del 3er mundo y del mundo en vías de desarrollo me parece
no sólo una estupidez sino incluso una actitud deleznable (si no fuese por el
hecho de que dichos comentarios son actos del subconsciente heurístico del
optimismo, claro)!!
Y es que no
hay ilusión más poderosa en nuestra mente que la producida por el heurístico
del optimismo. El mundo es terrorífico, de eso no hay dudas; basta con visitar
los hospitales, los manicomios, las cárceles, observar las guerras, los
asesinatos, el hambre en el mundo, la enfermedad infantil, el tráfico de
esclavos, las salas de tortura, los cadalsos y todos los rincones donde habita
la más negra miseria, los barrios ínfimos de nuestras grandes ciudades, las
minas, las fábricas, donde se obtiene el derecho a respirar a cambio de catorce
horas diarias de trabajo embrutecedor, incluidos niños de ocho años. Sin
olvidarnos, por supuesto, del sufrimiento constante del hombre: la necesidad
constante de obtener recursos y de luchar por ellos: luchar a diario ante la
presión ambiental (la misma presión ambiental que permite el proceso evolutivo).
Destacando también el dolor por el tedio y el aburrimiento de quienes tienen
todas sus necesidades cubiertas (a costa del sufrimiento de sus congéneres), y
el sufrimiento que el conocimiento de la levedad del ser y la inevitabilidad de
nuestra muerte produce.
Ante esta
perspectiva, es evidente que hombre, durante su evolución; debió forzosamente
desarrollar mecanismos de defensa, entre los cuales yo creo que destacan dos:
el heurístico del optimismo del que se habla en esta entrada del blog, y el
heurístico que nos guarda de la autolesión.
El primero
permite una actitud positiva hacia la vida, sin importar la realidad a la que
nos enfrentemos. Lo cual nos empuja a seguir luchando por la vida frente a toda
adversidad y, si es necesario, emborronando nuestro raciocinio y falsando los
hechos objetivos. El heurístico que nos guarda de la autolesión, es un
complemento indispensable del anterior. A veces (o muchas veces) el sufrimiento
en la vida es tal, que el heurístico del optimismo es incapaz de consolar al
individuo. En esos casos, y mientras mejora la situación lo suficiente, es
indispensable que el cerebro posea un mecanismo inconsciente que evite que el
individuo se autolesione (similar, por ejemplo; al que evita el incesto) y
cometa un suicidio (a veces este mecanismo falla y el resultado es la muerte).
A mí
personalmente, el conocimiento de la existencia de estos heurísticos me produce
un enorme sentimiento de disgusto. Y me produce este sentir porque me hacen
inferir la poca libertad de acción que poseemos. Me hace comprender con
claridad que sólo somos maniquís en manos del proceso evolutivo: como diría
Richard Dawkins, me confirma que sólo somos máquinas de reproducir genes: a
toda costa y a cualquier precio.
El hecho de
que nuestro cerebro venga programado con heurísticos, dan clara muestra de que
ese supuesto libre albedrío es sólo una ilusión. Y es que no sólo somos
máquinas programadas para luchar vehementemente por la reproducción y la
supervivencia, es que incluso somos máquinas programadas para falsear la
realidad: máquinas para las que todo vale con tal de conseguir los objetivos evolutivos.
Y el
disgusto que siento es todavía mayor cuando tomo conciencia del nihilismo de la
vida. Me explico:
Hoy es un
hecho que, la evolución, causa de nuestra aparición en el mundo, es una simple
ley física reducible a leyes mecánicas y térmicas más fundamentales. El proceso
evolutivo es simple consecuencia de las leyes físicas del mundo, y es indudable
que estas leyes no persiguen en esencia
ningún fin racional, que simplemente son así. Y al ser la evolución un proceso
físico natural más también carece de un fin esencial: Simplemente es un proceso
que surge espontáneamente a consecuencia de que las leyes físicas más
fundamentales. Así pues, la evolución es un proceso ciego e irracional, un
proceso espontáneo que ha creado estructuras materiales complejas (seres
vivos). Y obviamente, el producto de un proceso espontáneo natural, que no
persigue en esencia una finalidad racional (que sólo es como es, y actúa como
actúa) no puede poseer un objetivo en esencia diferente al de su causa. Así
pues, por duro que nos parezca, compartimos el nihilismo del resto de
estructuras materiales del mundo. ¡Luchamos y sufrimos en nuestras vidas
esencialmente por y para nada (luchamos por luchar)!
¡Sobrevivimos
contra viento y marea, nos reproducimos, nos esforzamos por acaparar recursos, peleamos
a diario contra el resto del mundo por nosotros y nuestros hijos, pero todo eso
lo hacemos esencialmente por y para nada; lo hacemos porque estamos programados
para hacerlo! ¡Incluso una gran parte de nuestra conducta es dictada por un
subconsciente que escapa de nuestro control racional!
El mundo
natural me parece cruel, y el heurístico del optimismo me parece el culmen de
la crueldad, la máxima injusticia. El mundo nos obliga primero a ser
conscientes (porque es evolutivamente favorable) de todo el dolor, y
posteriormente nos lanza a falsear la realidad con el único fin de empujarnos a
seguir luchando por y para nada esencialmente relevante. (Juzgar a la
naturaleza de ser cruel no tiene mucho sentido por supuesto; el mundo
simplemente es así, pero yo subjetivamente percibo esta realidad del mundo como
un acto cruel).
Por último, es
importante comprender que, si cuando lees comentarios como este que estoy
haciendo (y que el autor hace en la entrada del blog), percibes una sensación desagradable
y de rechazo, que esa sensación es
producto precisamente del heurístico de optimismo de tu cerebro. Evita eso
prejuicios e intenta vislumbrar el mundo objetivamente.
Bueno, lo
dejo aquí :).
Un saludo a
todos.
Llego a este blog porque ne gustó su título y porque el tema me interesa mucho (soy biólogo y sufro de depresión). Realmente, me saco el sombrero ante tu capacidad de síntesis de todos los aspectos que hacen al tema. No creo que en ningún libro puedan expresarse las cosas del modo tan abarcativo y coherente como lo has hecho. De todos modos, coincidirás conmigo en que existe un miedo paralizante, incluso en los ultradarwinistas (Dawkins, Dennet, Pinker) en llegar hahasta el punto al que has llegado, y prefieren ser "compatibilistas" o hacr silencio. Me extraña que no haya comentarios para este excepional artículo tuyo. Un abrazo. Esteban, desde Argentina
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Esteban.
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