jueves, 27 de septiembre de 2018

Hormigas


-Buenos días, hormiga obrera: ¿qué hace usted hoy?

-Trabajar, por supuesto. Es necesario que todas las hormigas obreras trabajemos a diario para mantener y mejorar el estado social de nuestro hormiguero. Es importante, por ejemplo; que las hormigas soldado obtengan su sustento para que logren defendernos y mantener el orden interno, y también es necesario para que los servicios para con nuestra hormiga reina y toda su innumerable prole sea el mejor y más óptimo posible.

-Ya veo. ¿Y me podría explicar, señora hormiga, por qué exactamente cree que es tan importante que su hormiguero siga funcionando y que lo haga de manera óptima?

-Ummm...Bueno, es necesario que todo funcione con armonía y eficiencia para que nuestra prole logre crecer sana y pueda ayudar de este modo en el futuro sobre la continuidad de nuestra especie.

-No lo dudo, pero mi pregunta era más bien sobre cuál piensa usted que es la causa última que persiguen todas ustedes con esa vehemente lucha por la continuidad de la especie. Es indudable que todas sus hermanas comparten su mismo entusiasmo instintivo en deslomarse por el bien del conjunto del hormiguero pero no logro entender para qué cree que es útil vuestra propia existencia como tal.

-Me hace usted una extraña pregunta. Yo soy una hormiga obrera y mi deber es trabajar para que mi sudor sirva de apoyo al conjunto global de la complejidad social que me rodea. Sin embargo, es cierto que no conozco razón alguna que me haga comprender para qué puede servir esta encadenación de generaciones de hermanas hormigas. Yo sólo sé que siento la necesidad de actuar de este modo.

-¿Está entonces de acuerdo, querida obrera, en que su esfuerzo diario es algo que le surge instintivamente de su ser interno pero que no ve clara ninguna meta u objetivo concreto en que su hormiguero siga existiendo y funcionando? Es decir, ¿concuerda con la idea de que lucha con pasión por la mera existencia y supervivencia individual y comunal pero sin ver claro un fin objetivo útil en relación a vuestro propio ser como hormigas?

-Supongo que así es. A mí me gratifica trabajar y darme en lo posible al resto de mis hermanas, es un sentimiento que simplemente poseo y me sale de dentro. Necesito sentirme útil y saber que aporto al bien social común. Saber, en resumen, que ayudo dentro de mis posibilidades a que mis compatriotas puedan vivir del mejor modo posible. Pero también es cierto que no soy capaz de discernir un objetivo claro para nuestra propia existencia. Creo que en el fondo se trata de sobrevivir por sobrevivir, y punto.

-Le comprendo perfectamente, honesta hormiga. Afanarse por sobrevivir y punto, buena respuesta. Una última pregunta, por favor, no me gustaría interrumpirla mucho más de sus quehaceres diarios: si yo le dijese ahora mismo que por mucho que se esfuercen el destino de su hormiguero y el de su especie en general está condenado a desaparecer por motivos naturales insoslayables, ¿continuarían no obstante trabajando como lo hacen ahora mismo? ¿Les supone alguna diferencia conocer este fatal sino que asegura que el tiempo borrará del mundo todo rastro de vuestro esfuerzo pasado, presente y futuro?

-¡Claro que seguiremos trabajando y luchando! Somos hormigas y no importa lo que lleguemos a comprender sobre el mundo, el hecho es que nuestra satisfacción es actuar como lo que en esencia somos. Y no importa lo que nos depare el futuro ni nos importa que nuestra existencia no posea objetivamente un sentido en lo relativo a nuestro ser como hormigas: trabajaremos y trabajaremos hasta que la última de nuestras hermanas caiga rendida.

-Por supuesto, amiga. En cierto modo entiendo que son presas de su esencia natural: esclavas programadas evolutivamente por y para la supervivencia y la reproducción. Títeres dentro de un escenario natural indiferente a vuestro destino. Así que veo lógico que no puedan parar de trabajar, de procrear y de moverse en general, porque máquinas para realizar trabajo es en el fondo lo que son.

-Estoy de acuerdo. Pero no olvide que lo mismo se puede aplicar a su querida especie humana. En esencia ya sabe que material y mecánicamente no somos distintos en nada, y que incluso compartimos evolutivamente un lejano antepasado común.

-Lo sé, lo sé, no le quepa duda compañera. Lograr maximizar el trabajo neto y el flujo de movimiento es lo único que le importa al Universo, y para ello se vale de cualquier medio estructural. Nuestras especies son simplemente dos modelos naturales más de entre una infinidad de combinaciones posibles. El mundo en cierto sentido nos utiliza para este "fin" térmico, la única meta objetiva esencial con la que dirige y determina luego todo el fenómeno.

-Que así sea pues, humano. No hay nada que su especie o la mía puedan hacer al respecto a parte de acatar las órdenes que nos dicta nuestro ser. Dicho lo cual me marcho a continuar con mis labores. Me imagino que usted hará lo mismo.

-Claro que sí. Un abrazo, querida amiga.