domingo, 26 de junio de 2016

Mis aforismos de andar por casa (IV)

Os dejo a continuación algunos aforismos (y reflexiones) que he escrito personalmente. Se agradecen comentarios y/o críticas:
I
No es que no podamos escapar de la voluntad, sino que no somos otra cosa más que voluntad: todos viven (vivimos) con vehemencia en pos de unos fines evolutivos totalmente ajenos a nuestro destino como sujetos y ¿para qué? Nadie lo sabe y la mayoría ni se lo plantea...simplemente siguen luchando hasta que les llega la muerte.

II
Antes de nuestro nacimiento, quince mil millones de años pasaron...y no lo "notamos". Cuando muramos, pasaran igualmente otros tantos billones de años en el mismo instante en que nuestro cerebro cese su procesar eléctrico. Muy bien se puede decir que es una muy delgada línea sensitiva la que separa nuestra existencia del inicio del Universo...y también de su final "térmico".

III

Ya lo dijo medio en broma Woody Allen: “Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa”. Y sin embargo, no es para tomárselo en broma: Si realmente Algo o Alguien creo a conciencia nuestra realidad pudiendo no haberlo hecho o haberlo hecho de un modo diferente, me parece realmente reprochable, detestable e indignante el propio acto de la creación. Y es que si el génesis es fruto de algún tipo de Necesidad trascendental (inteligible o no), no puedo más que reprobar que se haga uso de nosotros (meros títeres obligados por esencia a vivir y morir luchando) para suplir dicha Necesidad. La vida en general es muy dura, cruel y la justicia brilla por su ausencia; por lo tanto, cualquier utilidad que ese supuesto ente Divino pueda estar saciando con ese acto Voluntario de creación es profundamente abominable, el mayor crimen de la historia contra la humanidad: sin duda, el verdadero pecado original. 


IV
¿Por qué es tan poco frecuente el suicidio? Pues aunque parezca una broma, la verdadera causa última de este hecho es física (y no meramente biológica). Si uno quiere comprender realmente por qué no ve a diario saltar gente por la ventana, debe comprender primero qué ha ido moldeando con el tiempo en nuestro cerebro el heurísito del miedo a la muerte que impide (a individuos mentalmente sanos) cometer tal acto de suicidio o auto-lesión. Y si indagamos y empezamos este camino reduciendo y descendiendo del complejo plano psicológico al plano neurológico, y luego del plano neurológico al biológico evolutivo, para finalmente acabar en el estudio físico básico; resulta que toda nuestra mecánica (todo nuestro movimiento y conducta) está enfocado (dictado y determinado estadísticamente de base) por estas leyes termodinámicas que aplican en el fenómeno a cualquier nivel de abstracción y complejidad organizativa. 

En concreto, se trata de una tendencia física natural a organizarse siempre de modo tal que se puedan consumir todos los recursos disponibles tan rápido como sea posible en aquellos sistemas expuestos a una diferencia de potencial energético. Esto, por una parte, es físicamente equivalente a decir que el Universo "busca" maximizar en todo momento el crecimiento entrópico, el consumo de energía libre, y abolir los gradientes energéticos al máximo ritmo posible; y por otra parte, pone de manifiesto que la mecánica (y la dinámica) animada e inanimada no es tan distinta como puede parecer a primera vista. 


En resumen, y para responder a la pregunta inicial: el que se mata no se replica, y además deja de consumir energía tanto él como la posible progenie o familiares a los que podría haber ayudado a consumir recursos durante más tiempo; por lo tanto, la tendencia al suicidio (o la auto-lesión) está físicamente penalizada (no es un acto o fenómeno que se vaya a dar con frecuencia), lo cual se traduce a más alto nivel explicativo (desde la biología) como que el suicidio es "una conducta evolutivamente poco estable". En el fondo es lo mismo.

V
¿Por qué el capitalismo es la estructura económica dominante desde la revolución industrial? Cada estructura o modelo socio-económico tiene una eficiencia máxima (innata y esencial) a la hora de explotar los recursos disponibles según las circunstancias. Por tanto, la máxima producción alcanzable por un país o conjunto de países estará estrechamente relacionada con la estructura social, política y económica de dicho país (o países). Por otra parte, la historia ha demostrado repetidamente que el sistema que más y mejor aprovecha los recursos naturales para producir bienes y servicios (a repartir luego entre "su" población) es el capitalismo. Lo que nos lleva, sumando a la ecuación el hecho de que todos quieren (queremos) acaparar el máximo posible de productos y bienes para nosotros y los nuestros, a descubrir por qué el capitalismo se ha ido gradualmente estableciendo como el sistema dominante en el planeta: sencillamente otras estructuras sociales no son tan eficientes (ni estables) como la capitalista a la hora de acercar a la mayor cantidad de población el suficiente número de bienes como para que ésta misma población no acabe sublevándose y echando abajo su propia estructura social. Cada momento histórico circunstancial ha seleccionado "evolutivamente" el tipo de estado que más bienes pudo producir a partir del potencial energético disponible en cada caso; y resulta que, a partir de los avances técnicos que permitieron la explotación de los recursos fósiles, el modelo económico más eficiente a la hora de maximizar la explotación de dichos recursos ha resultado (por el momento) ser el capitalismo. 

Esto por otra parte significa que, en el momento en que los recursos fósiles se agoten, y las circunstancias globales en cuanto a recursos energéticos cambien de nuevo radicalmente, es posible que el modelo económico dominante pueda verse de nuevo alterado. No es para nada descartable una vuelta en el futuro a alguna especie de neo-feudalismo.


jueves, 9 de junio de 2016

¿Qué más da lo que dure nuestra especie?

"¡Sacrifícate por tus hijos! Y te sacrificarás por ellos, porque son tuyos, parte prolongación de ti, y ellos a su vez se sacrificarán por los suyos, y estos por los de ellos, y así irá, sin término, un sacrificio estéril del que nadie se aprovecha. Vine al mundo a hacer mi yo, y ¿qué será de nuestros yos todos?" (Miguel de Unamuno)

Si miramos a nuestro alrededor, vemos como todos se preocupan por el futuro de la humanidad, pero sin embargo pocos son los que se molestan por el hecho de comprender si tal preocupación tiene alguna justificación no instintiva. Vamos a verlo:

Partimos de una premisa muy clara de la física moderna: el destino de nuestro Universo está ya escrito: finalmente una "muerte" térmica hará imposible cualquier existencia o fenómeno dentro del mismo. Y aunque esta muerte ocurrirá dentro de billones de años, aún así podemos preguntarnos del siguiente modo:

¿Qué más da lo que dure nuestra especie? ¿Qué más da siglo arriba o siglo abajo si el final va a ser el mismo? Como diría Nietzsche: "No hay derecho ninguno ni a la existencia, ni al trabajo, ni a la felicidad: el destino del hombre no se distingue del destino del más vil gusano." (Aforismo 753 de Voluntad de Poder) 

El ser humano esta condenado por su propia esencia natural (evolutiva). Da igual lo que pretendamos conseguir con ese supuesto y vanagloriado "libre albedrío" nuestro: el final será el mismo, es sólo cuestión de más o menos tiempo...y siendo este fatal destino como es; seguro: ¿a quién le importa alargar la agonía de lo inevitable? 

Si no acaba con nosotros el hambre, lo hará una guerra nuclear, un meteorito, una enfermedad mortal, un cambio climático, o cualquier otra cosa. E incluso si logramos escapar y colonizar otros planetas y galaxias; como decimos, las propias leyes físicas garantizan el fin de toda existencia conforme se acerque la "muerte" termodinámica

Por tanto, repito: ¿Qué importa el plazo cuando el final es el mismo? ¿Puede, para empezar, haber utilidad para algo dentro de un Universo condenado a desaparecer por completo en la nada? Y si no podemos vislumbrar por tanto una utilidad clara para ningún fenómeno del mundo: ¿para qué entonces tanto esfuerzo y empeño en encadenar generaciones de humanos? 

Todos se llenan la boca con el Bien de la humanidad, la Necesaria supervivencia del hombre, y demás palabrería, pero: ¿para qué tanta vehemencia por sobrevivir como especie? ¿sirve acaso de algo (o para algo) nuestro ser como humanos? ¡Pues es que en principio parece que no! Existimos por existir y para existir, y nada más. Y eso estaría quizás bien...si no fuese porque (como sabemos con certeza) todo terminará igualmente más pronto que tarde; y porque con este final anunciado se irá al traste todo el esfuerzo (lucha, dolor y sufrimiento) de cualquier generación y existencia pasada. En el momento en que todo acabe, se hará evidente que todos habrán (habremos) luchado finalmente por y para nada esencialmente relevante

Como Unamuno dijo: 
"Quitad la propia persistencia, y meditad lo que os dicen. ¡Sacrifícate por tus hijos! Y te sacrificarás por ellos, porque son tuyos, parte prolongación de ti, y ellos a su vez se sacrificarán por los suyos, y estos por los de ellos, y así irá, sin término, un sacrificio estéril del que nadie se aprovecha. Vine al mundo a hacer mi yo, y ¿qué será de nuestros yos todos? ¡Vive para la Verdad, el Bien, la Belleza! Ya veremos la suprema vanidad, y la suprema insinceridad de esta posición hipócrita." (fragmento de la obra: Del sentimiento trágico de la vida). 
Como dice el filósofo español, el día en que todo termine (sea cuando sea): ¿qué será entonces de "nuestros yos todos"? ¿de qué habrá servido ese durísimo sacrificio estéril del que nadie se podrá ya aprovechar? 

Pero es que además el plazo no es tan largo como parece. Tú existencia personal lector (como la mía) acabará en pocas décadas (y no en billones de años), pero resulta que con el fin de nuestra consciencia el transcurso del tiempo perderá la validez que le damos en nuestro día a día. Por ejemplo; los casi 14 mil millones de años que pasaron antes de mi nacimiento: ¡fueron "instantáneos"! Yo no sentí el paso del tiempo antes del surgimiento de mi consciencia, y puedo esperar por tanto lo mismo para el futuro tras mi muerte: pasarán los millones de años de manera "instantánea" en relación a lo que pueda quedar tras de mí (es decir; de mi"yo"). 

Del mismo modo que nos parece al despertar que pasaron las 7 horas del sueño en un solo "instante"; ¡igualmente en un "instante" pasarán tras nuestra muerte (el sueño eterno) los billones de años que lleven a la existencia Universal completa (sin nuestra persona) a su final térmico! Será por tanto un pequeño soplo de tiempo el que nos acerque a ese instante que ahora parece ilusamente muy ("muy") lejano. Pero como ves, lector; no es así: lo que nos separa realmente del fin de la humanidad (junto con todo lo demás), son simplemente esas pocas décadas de lucha que nos quedan por delante en pos de un fin (evolutivo) que reconocemos ya como totalmente irrelevante

En este sentido, podemos decir que tras 14 mil millones de años (que transcurrieron como si fueran 14 milisegundos), pasaremos por la existencia como seres conscientes por durante unas 6 ó 7 décadas (con suerte): lucharemos y sufriremos por sobrevivir lo suficiente como para poder replicar una larga cadena de moléculas con instrucciones para fabricar nuevos hombres; para finalmente morir luego y que otros tantos miles de millones de años pasen inmediatamente llevándose por delante todo lo que hayamos podido conocer en estos pocos años de existencia (pensad por ejemplo en esa escena de la película basada en la novela "La máquina del tiempo" de H. G. Wells, donde el protagonista se queda atascado en la máquina y pasan los siglos y los milenios en un santiamén mientras está inconsciente tras sufrir un golpe...pero imaginad que en lugar de inconsciente hubiese muerto dentro de la máquina sin llegar a poder frenarla al despertar. Pues nuestra muerte será algo muy similar pero más rápido si cabe). 

En este sentido, la existencia humana es absurda; y esa supuesta lucha por el Bien de la Humanidad y por el futuro Bienestar de los hijos de la Humanidad...más absurda aún. Cualquier preocupación por el futuro de nuestra especie es tan absurdo como preocuparse por el futuro de un castillo de arena en la playa. 

Y todo lo que digo por supuesto puede sonar a nihilismo extremo, y quizás lo sea; pero no por eso tiene que ser falso. Y claro que (como yo) también Nietzsche, Leopardi y cualquier otro filósofo, poeta o científico dicen (o dijeron) una cosa y luego se fueron a la cama calentitos: pero es que ser filósofo no hace que dejes de ser persona con necesidades mundanas que suplir. Y más importante aún: ¡el simple hecho de que un filósofo no pueda dejar de ser persona no invalida lo que pueda llegar a comprender y promulgar de manera objetiva, racional y lógica! 

Podemos por lo tanto decir, a modo de corolario, que: qué más da lo que dure nuestra estúpida existencia como especie.

Un saludo, amigos.