Extracto del libro 'Dios no existe' de Christopher Hitchens
Extracto del libro 'Dios no existe' de Christopher Hitchens; capítulo 32.
Lo que sigue es una revisión científica de la historia del Génesis que
escribí para dejar de manifiesto lo absurdo que es, en términos lógicos,
intentar encajar a pieza cuadrada de la ciencia en el agujero redondo
de la religión. No pretende ser sacrílego con la belleza poética del
Génesis, sino una mera extensión de lo que ya han hecho al Génesis los
creacionistas con su insistencia en que no se lea como una saga mítica,
sino como prosa científica. Si se escribiera el Génesis con el lenguaje
de la ciencia moderna, diría algo así:
En el principio
(concretamente el 23 de octubre de 4004 a.C., a mediodía) creó Dios el
big bang a partir de una fluctuación de la espuma cuántica, seguida por
una inflación cosmológica y un universo en expanción.
Había
oscuridad por encima del abismo, y por eso Dios ordenó que unos átomos
de hidrógeno (que creó a partir de quarks) se fusionasen y se
convirtieran en átomos de helio, desprendiendo energía en forma de luz. Y
a la fuente de luz la llamó Sol, y al proceso fusión. Y vio Dios que la
luz estaba bien porque ahora Dios podía ver qué hacía. Creó, pues, la
Tierra. Y atardeció y amaneció: día primero.
Dijo Dios:
"Haya en el cielo muchas fuentes de luz por fusión". Algunas de esas
fuentes de fusión las agrupó en colecciones que llamó galaxias; parecían
hallarse a millones, o incluso miles de millones de años luz de la
Tierra, lo cual significaría que habían sido creadas antes de la primera
creación, en 4004 a.C. Dado que resultaba confuso, Dios creó la luz
cansada, y quedó conservada la historia de la creación. Y Dios creó
muchos portentos como gigantes rojos, enanas blancas, quásares, pulsars,
supernovas, agujeros de gusano y hasta agujeros negros de los que no
puede escaparse nada. Pero como Dios no puede ser obligado por nada,
creó la radiación de Hawking, por la que puede escaparse información de
los agujeros negros. Esto todavía cansó más a Dios que la luz cansada, y
atardeció y amaneció: día segundo.
Dijo Dios: "Acumúlense
las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y sepárense
los continentes por la tectónica de placas".
Decretó que la
extensión del fondo oceánico crease zonas de emergencia, e hizo que las
zonas de subducción erigiesen montañas y provocasen terremotos. En los
puntos débiles de la corteza, Dios creó islas volcánicas en las que al
día siguiente colocó organismos similares pero distintos a sus parientes
de los continentes, para que todavía más tarde unos seres creados
llamados humanos los confundiesen con descendientes evolucionados
creados por la radiación adaptativa. Y atardeció y amaneció: dia
tercero.
Y viendo que la tierra estaba despoblada, Dios creó
animales de cada especie, decretando: "No evolucionarás a especies
nuevas, y tu equilibrio no se puntuará". Y Dios puso en las rocas
fósiles que parecían anteriores a 4004 a.C., similares pero distintos a
las criaturas vivas. Y la secuencia parecía una descendencia con
modificación. Y atardeció y amaneció: día cuarto.
Y dijo
Dios: "Bullan las aguas de animales vivientes, los peces". Y creó Dios
las grandes ballenas, cuya estructura esquelética y fisiológica era
homóloga a la de los mamíferos terrestres que crearía el mismo día, pero
más adelante. Después Dios creó en abundancia a todas las criaturas,
grandes y pequeñas, declarando que estaba permitida la microevolución,
pero no la macroevolución. Y dijo Dios:Natura non facit saltum (La
naturaleza no da saltos). Y atardeció y amaneció: día quinto.
Y Dios creó a los póngidos y los homínidos con una similitud genética
del 98 por ciento, y a dos de ellos los nombró Adán y Eva. En un
capítulo del libro donde Dios explicó cómo hizo todo esto, dijo que creó
polvo a Adán y a Eva al mismo tiempo, pero en otro capítulo dijo que
creó a Adán y después creó a Eva con una de sus costillas de Adán. Como
esto produjo confusión en el valle de la sombra de la duda, Dios creó a
los teólogos para que lo entendiesen.
Y distribuyó
abundantemente por el suelo dientes, mandíbulas, cráneos y pelvis de
fósiles transicionales de criaturas preadamitas. A una elegida como
creación especial, la nombró Lucy; podía caminar erguida, como los
humanos, pero tenía el cerebro pequeño, como los monos. Y como Dios se
dio cuenta de que también esto era confuso, creó a los paleontólogos
para que lo entendiesen.
Justo cuando ataba los cabos
sueltos de la creación, Dios se dio cuenta de que los descendientes
inmediatos de Adán no comprenderían la cosmología inflacionaria, la
relatividad general global, la mecánica cuántica, la astrofísica, la
bioquímica, la paleontología y la biología evolutiva, de modo que creó
mitos de la creación. Pero había en el mundo tantas historias de la
creación, que Dios se dio cuenta de que también esto era confuso, y creó
a los antropólogos y los mitólogos.
A estas alturas, el
valle de la sombra de la duda estaba plagado de escepticismo, de modo
que Dios se enojó tanto que perdió los estribos y maldijo a los primeros
humanos, disciéndoles que fueran y se multiplicaran (pero no con
aquellas palabras). Pero los humanos se lo tomaron literalmente, y ahora
son seis mil millones. Y atardeció y amaneció: día sexto.
Dios ya estaba cansado, de modo que proclamó: "Gracias a mí que es viernes", y creó el fin de semana. Fue buena idea.
Merece mucho la pena invertir unos pocos minutos en leer este fragmento de Michael Shermer. Os daréis cuenta de lo absurdo de creer en dogmas religiosos escritos por algún "iluminado" hace más de dos mil años.
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